Este plato también es conocido como Cangrejos al ajillo. Hoy os mostraré como hacer una receta extremadamente sencilla y muy recomendable. Claro está, os tienen que gustar los cangrejos, eso es obvio. Como veréis, he encontrado unos bonitos cangrejos rojos frescos y vivos, aunque podéis aplicar esta misma elaboración a cualquier otro crustáceo. ¡Vamos!
un puñado de cangrejos rojos vivos
unas hojas de laurel
aceite de oliva
2 dientes de ajo
1 cucharada de pimentón
sal
Variantes:
- Podéis hacer el mismo plato con cualquier otro tipo de cangrejo (cangrejo roquero, nécoras, cabras, etc...)
- Se puede añadir un poco de perejil fresco picado
Y aquí tenemos a nuestras víctimas de hoy.
Son cangrejos bastante más grandes que los típicos cangrejos de roca que encontramos en nuestras costas.
Los lavamos bien con agua fría.
¡Vigilad que no se escapen!
Ponemos abundante agua en una olla con un buen puñado de sal.
Añadid unas hojas de laurel.
Este pobre ha intentado zafarse.
Dejad que el agua vuelva a hervir.
Los mantendremos unos 15 minutos.
Mientras tanto, podéis ir preparando el resto de ingredientes de la ajada.
Pasados los 15 minutos ya podremos retirar los cangrejos.
Los reservaremos.
Tirad un buen chorro de aceite de oliva en una sartén y poned el ajo trinchado hasta que empiece a dorarse. ¡Cuidado que se quema con facilidad, el ajo!
Añadid una cucharada de pimentón dulce...
y removedlo. Mantenedlo al fuego unos 30 segundos y...
verted este suquet por encima de los cangrejos.
Muy bien.
Y ya los podemos servir en la mesa.
Este plato se puede consumir frío, tibio o caliente, como más os guste.
¿Y mojad pan, eh? con moderación, claro está.
¡Mojad la carne de los cangrejos en la salsita, es media vida! ¡Buen provecho!