Hoy he hecho caracoles, y mira que no me gustan. Me gusta ir a cogerlos... y cocinarlos, pero no me los comería por nada del mundo. Me dan «cosita». A mi mujer sí que le gustan un poco... y por eso hoy he querido recuperar esta receta que hacía mi madre. Son unos caracoles con salsa de tomate bastante tradicionales, con su choricillo, y un poco picantones. Seguro que están muy buenos, pero prefiero quedarme con las ganas de saberlo.
Es de aquellas cositas con las cuales no puedo, pero por un tema de educación, sólo, ¿eh? Me han educado rechazando los caracoles y considerando este animal un bicho asqueroso y viscoso lleno de babas... haciendo que sea una comida casi repugnante... Pero ya sabéis que los caracoles se tienen que purgar antes de cocinarlos. Primero de todo, si los compráis sin purgar o los cogéis de la montaña, los tenéis que lavar bastante rato con agua. Les podéis tirar una pizca de harina para que coman un poco y lo caguen todo. Los tenéis que tener como mínimo una semana, aunque mejor dos. A partir de aquí, ya los podréis hervir sin problema. En fin. Disfrutad a los que os guste este plato.
750 g de caracoles vivos
150 g de jamón serrano a dados
150 g de chorizo picante
1 pimiento verde
4 tomates
1 cucharada de harina
1 cebolla
1 guindilla
hierbas aromáticas (mezcla de hierbas para caracoles: romero, tomillo, laurel, etc.)
aceite de oliva
agua
sal
Preparamos los ingredientes...
... y las hierbas.
El chorizo tiene que ser picante, mejor.
... y el chorizo también, y lo reserváis.
Cortamos el pimiento, también a trocitos pequeños.
Rayamos el tomate, que si es de temporada, mejor.
Picamos la cebolla...
Pondremos un poco de guindilla, para dar un toque picante al plato, aparte del chorizo. Con este solo no picará demasiado. Podéis poner dos o tres.
Lo picamos y lo reservamos con el resto de verdura.
Ahora haremos los caracoles, que ya los tenemos purgados.
Tirad también por encima una buena pizca de sal.
Veréis que poco a poco sale una especie de espuma... babas, vaya.
Este proceso lo tenéis que hacer dos o tres veces... hasta que queden completamente limpios.
Intentarán escaparse, claro está, pobrecitos. Tenéis que encender el fuego...
... y poco a poco el agua se irá calentando.
Es una muerte cruel, se tiene que reconocer, pero es la mejor manera de hacerlos salir y al mismo tiempo cocerlos.
Cuando arranque el hervor veréis que se hará una capa de espuma.
Preparad una cazuela con agua abundante. Poned laurel...
... un poco de romero...
... tomillo...
... y yo también pongo una mezcla especial para caracoles que venden en cualquier herbolario. Esta mezcla incluye un poco de menta seca e hinojo.
Encendemos el fuego.
Incorporamos los caracoles bien limpios.
Y ahora lo dejaremos cocer entre 35 y 40 minutos.
Notaréis un aroma de hierbas muy agradable.
Pasado este tiempo, colad los caracoles y reservad un poco de caldo.
Como tienen muchas cáscaras y hojas, los limpiaremos un poco.
Todo eso no hace falta ponerlo en el plato.
Tenemos los caracoles hervidos y bien blanditos, ya se pueden consumir. Ahora haremos la salsita.
En una cazuela con un buen chorro de aceite de oliva... echamos el ajo...
... y la guindilla...
... y, prácticamente a continuación, el pimiento. Dejad que coja color.
Ahora incorporamos también la cebolla.
Si queréis, podéis poner una ramita de tomillo.
Y el vino...
... un buen chorro. Dejamos que se haga el sofrito durante unos 15 minutitos a fuego bajo.
Ahora incorporad el chorizo y el jamón.
Lo removemos... que coja un poco de color y suelte la grasa...
... y ya podemos poner el tomate.
Como todo sofrito, lo tendremos que dejar hacer unos 20 minutitos a fuego más bien bajo.
Tenéis que obtener una textura de samfaina.
En este momento, ya podemos añadir los caracoles...
... y un chorro de caldo que los cubra. No hay que añadir todo el caldo.
Lo removemos...
... y para espesar la salsa a mí me gusta echar una cucharada de harina disuelta en agua.
Repartidla bien.
Lo removemos y lo dejamos unos 10 minutitos que haga hervor todo. Rectificad de sal.
Y ya los podemos servir. Como todos los guisos... estará mejor de un día para el otro.
El tema picante es particular. Por lo tanto, si os gustan más picantes... añadid más guindilla.
Acompañadlos de un buen vino tinto.
¿Sacamos uno?
¡Buen provecho!