Hace un tiempo os mostré como hacer uno de los mejores postres que conozco: la piña quemada al whisky con crema quemada. Pues bien, hoy os traigo una versión de aquella excelente receta, un carpaccio. El resultado, en términos de sabor, ha sido prácticamente el mismo, aunque no tendremos tanta superficie de azúcar quemado. En esta versión abusaremos más del licor que del azúcar. Como veréis, he utilizado un soplete para tostar la piña, pero siempre es mejor utilizar una pala de quemar, si tenéis. A mí me gusta más el resultado. Este es un postre perfumado y refrescante y el toque de whisky prepara el paladar para un buen café. Espero que os guste.
1/2 piña madura
150gr. crema pastelera
whisky
azúcar

Es fundamental que la piña esté madurita.

Le quitamos toda la piel.

Ahora, cortamos rodajas de piña lo más fino posible.

Ponedlas en un plato ancho, sin apilarlas demasiado.

Ahora, poned una pizca de azúcar por encima.

Con un soplete... tostad el azúcar. No hay que quemarlo demasiado. Veréis cómo el azúcar se deshace.

Inmediatamente, con el azúcar caliente... tirad un buen chorro de whisky por encima de toda la piña. En este punto, el azúcar cristalizará con el whisky. Al fin y al cabo, la piña quedará casi sumergida por el whisky.

Sacamos la crema pastelera de la nevera...

... y llenamos una manga pastelera con un cornete liso.

Ahora, emplataremos los trozos de piña con un poco de gracia. Notaréis que la piña todavía está un poco caliente. No pasa nada.

A continuación, decoramos la piña al gusto.

Ya lo tenemos.

Si queréis, podéis echar un poco de azúcar sobre la crema y quemarla más.

Cuidado con el soplete. Si no lo hacéis bien podéis quemar la crema en lugar del azúcar.

Y ya la podéis servir.

Que no falte la copa de cava.

¡Buen Provecho!