Se podría decir que esta entrada no es ni una receta, pero como ya he comentado otras veces, sirve como recordatorio de aquella cocina de siempre... y por lo tanto, no hace falta que un plato sea mucho elaborado para que nos apetezca poder disfrutarlo. Qué grandes que son los chipirones... ¡y qué pequeños!... ¿ya me entendéis, verdad?
Hay muchas formas de hacerlos, pero en mí, en particularmente, tanto los calamares como los chipirones a la plancha, con un poco de aceite, sal y en limón... es como más me gustan. Hay productos que cuanto menos les cocinamos mejor... y los calamares son uno de ellos.
200 gr. chipirones
aceite de oliva
sal
limón
Antes, tendremos que limpiar bien los chipirones, que siempre llevan trozos de pescado, almejas, etc... Los pondremos directamente bajo el grifo y los removeremos con las manos.
Uno de los trabajos más duros es limpiar los chipirones.
Yo les saco la "pluma"... aquella tira que parece de plástico y que tanto molesta cuando te la encuentras. No siempre se saca. Pero si no lo hacéis para vosotros mismo... ya me diréis quién os lo hará.
Ya los tenemos bien limpios.
Preparamos una sartén con fuego muy fuerte... salamos los chipirones y los tiramos.
Al principio veréis cómo sueltan toda el agua que llevan...
Les serviremos con un trozo de limón... y un chorro de aceite de oliva crudo por encima. Y si os gusta, sal en escamas.
Fuasss... qué pinta chicos... a mí me apasionan los chipirones....
Disfrutadlos con una copita de vino blanco fresquito, una cervecita bien fría o un vermú negro con sifón.
¡Qué bonitos!
Bien, supongo que no hay ni que decir que el calamar en la plancha, hecho exactamente igual... está igual o mejor que los chipirones.
¡Buen provecho!