Ya sabéis que por San Juan, en Cataluña, es tradición tirar petardos, comer cocas y brindar con cava... y alguien te diría incluso que cenar marisco. Hay unos cuantos tipos de cocas: De brioche (la típica), de brioche con fruta, la de brioche con crema, de hojaldre con cabello de ángel, de chicharrones, con crema y mazapán, etc. Para mí, la mejor coca es la de chicharrones rellena con cabello de ángel, muy empalagosa, sí, llamadme tonto, pero eso va a gustos... y eso que yo soy más de salado.
La coca de crema siempre se acostumbra a decorar con cerezas confitadas.
Para el brioche:
250 g de harina fuerza
50 g de azúcar
3 g de sal
1 huevo
25 g de levadura en pastilla
25 g de manteca
color, vainilla, limón
leche (60 ml aproximadamente)
Para decorar:
crema pastelera
cerezas rojas confitadas
piñones
azúcar
anís
Antes de nada, os aconsejo hacer la crema pastelera el día antes. Primero tenemos que hacer un brioche normal, estirarlo y hacerlo subir mediante la técnica detallada en la receta del brioche. Importante: Os tengo que decir que para hacer estas dos cocas he hecho la proporción por 1 kg de harina. Una vez tenemos el brioche apunto y reposado.... lo estiraremos. Poco a poco.
Poco a poco, sin prisa... le daremos forma ovalada
Con el tiempo aprenderéis a utilizar el rodillo, pero si queréis un consejo... colocáis las manos tal como se ve en la imagen, por qué hay gente que lo hace con la palma de la mano abierta y así no controlas el rodillo.
La podéis hacer ovalada o rectangular.
Cortaremos un par de hojas de papel cuisson Lo podéis comprar en todas partes, y aguanta muy bien las altas temperaturas. Os ahorraréis tener que limpiar las bandejas, también. En este momento, las dejaremos subir en un lugar sin corrientes de aire. Podéis esperar un par de horas y dejar que la naturaleza haga su trabajo o utilizar la técnica de convertir el horno en estufa y acelerar el proceso de fermentación. De esta otra manera, pasados unos 30-40 minutos ya habrán crecido el triple de la medida original. El proceso de fermentación es muy importante. Si no las hacéis subir correctamente... la masa quedará apretada... y queremos que sea esponjosa, ¿verdad?
Mientras suben las cocas, preparamos el resto de ingredientes.
La crema pastelera la habremos hecho el día antes. Ahora sólo lo tenemos que remover un poco.
Preparamos también el anís dulce para vaporizar sobre la coca cuando salga del horno.
La manga pastelera con un cornete redondo.
¿Veis qué altura han cogido?... el triple de la original como mínimo.... eso nos garantizará la esponjosidad que buscamos del brioche. Si las hacéis por San Juan, normalmente, en junio hace calor y no tendréis tantos problemas para hacer subir el brioche como en invierno.
Casi hace un dedo de alto.
Ahora, batiremos un huevo y pintaremos las cocas, pero con mucho cuidado, ¿eh?... y suavidad. Sin apretar. no las aplastéis, con mucha delicadeza, sobre todo.
Ahora ya podemos llenar la manga de crema pastelera.
Haremos unas tiras de crema en las dos diagonales con el fin de conseguir rombos.
Colocaremos medias cerezas dentro de los rombos... y tiraremos muchos piñones por encima. Los piñones van caros, ya lo sabemos, y por eso en las pastelerías no ponen muchos... pero pienso que a todo el mundo le gustan mucho. Por lo tanto, ¡ahora es el momento!... ¡abusemos de los piñones!
Tiraremos una lluvia generosa de azúcar por encima de toda la coca.
Lo horneamos a 190-200 grados... durante unos 10-12 minutos, sin ventilación, en la parte central del horno. Hay quien cuece el brioche a temperatura bien alta, a 230-240 grados durante la mitad de tiempo, pero lo tenéis que tener muy por la mano. Si no lo controláis, se os puede quemar o, si no ha subido bien, quedar crudo por dentro.
Casi la tenemos.
Una vez sale del horno, e inmediatamente, con un pulverizador (o a mano)... le tiraremos un poco de anís, sobre todo por las zonas de más brioche. Conseguiréis un aroma formidable y, como está caliente, el anís cristalizará y le dará aquel toque final tan brillante, de pastelería.
Pues sólo queda dejar que se enfríe... y...
... ¡tan ta ta chaannnnn!
Sólo nos falta el cava super fresquito. Una coca sin cava... es como un jardín sin rosas... y si no os gustan las cerezas.... ¡pues las sacáis!... pero es importante que visualmente estén. Y es que siempre hay alguien que se las zampa...
Finalmente, las serviremos en cartón y blonda y, bien frías, las envolveremos para transportarlas a la verbena. Os dejo algunas fotos de la misma coca hecha otros años, aunque se trata de la misma receta.
En este caso, la medida es mayor y la cereza es artesana, más oscura y sabrosa.
Si la coca es para vosotros... ¡abusad de los piñones! jeje.
¡Hasta la próxima!