Coca de flores de calabacín con roquefort. No, no es una pizza, pero tiene toda la pinta si. Cabe decir que, aquí en casa, toda la vida se han hecho cocas saladas. Por lo tanto, es una elaboración bien tradicional. Y la de hoy, en especial, es todo un lujo. Excelente combinación de productos frescos y de temporada. Una coca ligera que os hará de entrante, de primero o de segundo plato. La podéis hacer rectangular, cuadrada, redonda, individuales o darle la forma que más os guste.
Como veréis, he utilizado hojaldre para la base. De esta manera la coca queda más crujiente y sabrosa, pero podéis utilizar pasta brisa o masa de pizza también. Y entonces llamarle pizza. Y si no tenéis flores de calabacín (producto inigualable) podéis utilizar rodajas de calabacín directamente. Yo os la recomiendo para cenar, degustarla con tranquilidad, con una copa de vino, una música agradable y todo el tiempo por delante. Uno de aquellos pequeños placeres que nos podemos dar de vez en cuando.
1 base de hojaldre
6-8 flores de calabacín
1 o 2 tomates maduros (de buena calidad)
1 cebolla cortada en rodajas finas
100 g de queso roquefort
unas hojas de albahaca fresca
aceite de oliva virgen extra
pimienta negra
sal
Variantes:
Si no tenéis flores de calabacín podéis poner rodajas finas de calabacín
Las hojas de albahaca son opcionales
Podéis utilizar otros tipos de queso
Preparad todos los ingredientes y poned a calentar el horno a unos 180 grados.
Primero tendréis que limpiar las flores de calabacín.
Le tenéis que sacar la rama inferior, si todavía la tiene.
Seguidamente tenéis que sacar los pistilos, ya que no son agradables al gusto.
Si lo hacéis bien, os saldrán de una pieza. Limpiad las flores con un poco de agua, para eliminar insectos o tierra que puedan contener. Las secáis y las reserváis.
Preparad una lámina de hojaldre sobre una bandeja de horno con papel tipo cuisson, o lo mismo que ya lleva la hoja.
Tirad un chorro de aceite de oliva por encima.
Esparcidlo con los dedos.
Ahora, colocad las flores de calabacín bien repartidas.
Entre flor y flor podéis poner una rebanada de un buen tomate.
Por encima un poco de cebolla.
Y al centro de la coca, más cebolla y el queso roquefort.
Ahora, podéis poner un poco de queso para fundir por encima, pero sin abusar mucho.
Finalmente, si tenéis, podéis poner unas hojas de albahaca.
Las hojas aportarán un gran aroma a la coca, aunque al horno se ennegrecerán. Si no os gusta así, podeís añadirlas al final de la cocción y servirlas crudas.
Todo a punto para ir al horno.
Tsch, un chorro de aceite de oliva que no falte.
Una pizca de sal y un poco de pimienta negra.
Y ahora si, la tenéis que cocer a unos 180-190 grados durante unos 20 minutos. Vaya, hasta que esté cocida.
Y ahora si, ya la podéis servir en la mesa.
¡Tiene un aroma!
Un vinito o un cava le irá muy bien.
¡Buen provecho!