Uno receta bien tradicional que siempre os dará un gran resultado. La coliflor es una verdura de invierno que hay que aprovechar, rica en fibra, vitamina C y en ácido fólico, beneficios claros para vuestro sistema nervioso y vuestra salud cardiaca. Además la "colina" ayuda a expulsar el exceso de grasa de nuestro hígado. Eso si, consumidla con más moderación si sufrís problemas gastrointestinales (gastritis, úlcera, color irritable, etc), pues es un poco flatulenta.
¡Vamos!
1 coliflor blanca
un puñado de tacos de jamón
queso para gratinar
salsa bechamel
aceite de oliva virgen extra
2 ajos laminados
un trozo de mantequilla
pimienta negra
sal
Variantes:
- Podéis mezclar el jamón con bacon
- Se pueden añadir setas de temporada
- Al hervir la coliflor podéis añadir una pastilla de caldo
Preparad la coliflor.
Vais recortando los ramilletes de coliflor.
Limpiadlos bien, y tratadlos con cuidado.
Poned abundante agua a hervir, y si queréis, añadid una pastilla de caldo.
Mientras se calienta el agua vais cortando tacos de jamón. Yo he gastado un trozo de jamón ibérico que tenía y otro de bacon.
Cuando hierva, tirad la coliflor y lo dejáis hervir entre 15 y 20 minutos, no más. Vigiladlas bien que no se deshagan. Si os fastidia el olor que hace, le podéis echar un chorrito de vinagre para minimizarlo.
Mientras se hace la coliflor, saltead el jamón en una sartén.
Tiene que quedar bien dorado. Lo reserváis.
Ahora, ya podéis ir preparando una bechamel clásica. Aquí encontraréis la receta paso a paso.
La bechamel no tiene ningún misterio. Una vez hecha la reserváis.
Para comprobar si la coliflor está bien cocida, pinchadla con la punta de un cuchillo. Si no ofrece resistencia ya la podéis sacar. Tratadla todavía con más cuidado, pues cocida tiende a deshacerse fácilmente.
En una sartén, tirad un chorrito de aceite de oliva y dorad un par de ajos laminados.
Una vez dorados, añadid con cuidado la coliflor.
También el jamón.
Y sencillamente le dais una vuelta a todo con una cuchara. No más, pues la podéis deshacer muy fácilmente.
Ahora pasadlo todo a una bandeja de horno.
Napadlo con abundante bechamel.
Un poco de queso para gratinar y mantequilla y al horno. O también lo podéis dejar enfriar y congelar.
Que quede bien dorado.
¡Y a la mesa! ¡Gran plato!
¡Buen provecho!