Esta es una de las maneras más sencillas de hacer un buen conejo, que si es ecológico... mejor que mejor. Para este plato os recomiendo utilizar romero y tomillo frescos. Un guiso que se hace muy fácilmente, ya que sólo tenéis que poner todos los ingredientes en frío en la cazuela y dejarlo cocer a fuego lento durante unos 45 minutos. Una vez hecho y enfriado, lo podéis mantener unos días en la nevera. Con la guarnición que más os guste, tendréis una buena comida para entre semana.
1 conejo cortado a trozos grandes
2 cebollas cortadas a cuartos
3 tomates cortados a cuartos
2 ajos
1 hoja de laurel
tomillo
romero
sal
1/2 vaso de aceite de oliva
Variantes:
Se puede añadir un chorro de anís al final de la cocción.
Preparamos los ingredientes.
Como haríamos con un escabeche... este plato se prepara todo en frío. Ponemos una cazuela de barro a calentar... a fuego bajo, con el aceite.
Lavad y cortad los tomates a trozos.
Añadidlos a la cazuela, con los ajos pelados.
Ponemos el laurel...
... unas hojas de tomillo fresco...
... la cebolla, mal cortada...
... romero, no tenía fresco, así que utilizaré un poco del seco...
... más o menos una cucharada...
... el conejo... lo salamos y lo pimentamos un poco.
... y lo colocamos sobre el resto de ingredientes.
Esta cazuela parece un poco justa, pero ya veréis que es la medida perfecta.
Dejad cocerlo todo durante unos 45 minutos tapado, a fuego medio-bajo.
De vez en cuando sacudid la cazuela para evitar que se pegue.
Si hace falta, se puede añadir un poco de agua. Rectificad de sal el guiso.
Probad el conejo. Si ya está tierno y han pasado los 45 minutos, podéis apagar el fuego. Si no, lo podéis dejar un cuarto de hora más, depende de cómo esté la carne del conejo. No hay nada matemático.
Una vez bien cocido el conejo, apagad el fuego.
Dejad reposar el conejo un par de horas o de un día para otro.
Ya lo podemos emplatar.
Huele muy bien!, a montaña sobre todo.
Acompañadlo de un buen vino.
¡Buen provecho!