Hoy os presento un plato bien sencillo de hacer con un resultado excelente. Podéis, incluso, prepararlo unas horas antes y calentarlo antes de servir. He optado por acompañar el conejo y las setas con unas patatas y unos tomates para mojar pan. ¡Una receta sana y sabrosa que a buen seguro gustará toda la familia!
1 conejo cortado a cuartos
400 g de níscalos frescos
4 tomates maduros
4 patatas en rodajas
1 cebolla cortada en juliana grande
4 dientes de ajo enteros
aceite de oliva
pimienta negra
una rama de romero
un chorro de vino blanco
sal
ajo y perejil para la picada de setas
Variantes:
Podéis utilizar más setas de temporada
Podéis cocinar el mismo plato con otras carnes (pollo, pavo, etc.)
Preparad la carne.
Y la verdura.
He procurado seleccionar níscalos de tamaño medio o pequeño para añadirlos enteros.
Pelad las patatas y cortadlas en rodajas gruesas.
Poned las patatas en una bandeja de horno con aceite.
Saladlas y pimentadlas.
Tirad por encima la cebolla cortada.
Ahora, salpimentad el conejo por los dos lados y colocadlo sobre las patatas.
Repartid unos ajos enteros por la bandeja, así como los tomates partidos por la mitad, que también tenéis que salar un poco. Poned una par de ramas de romero por encima.
Ahora, tirad un buen chorro de aceite de oliva por encima y horneadlo a unos 200 grados durante una hora.
A media cocción, pasados unos 20 minutos, añadid un chorro de vino blanco. Como una copa aproximadamente.
Ahora, toca limpiar los níscalos.
Recordad que no conviene mojarlos demasiado. Es preferible limpiarlos con un papel o trapo húmedo.
Os quedarán perfectos.
En una sartén con un poco de aceite, freíd las setas con sal.
Echad la picada de ajo y perejil por encima.
Dejad que se hagan un rato y le dáis la vuelta.
A media cocción del conejo, dadle la vuelta.
Cuando falten 15 minutos para acabar la cocción, añadid las setas al conejo, con caldo y todo.
Dejadlo cocer todo hasta que tenga un bonito color dorado.
Y ya lo podréis servir.
Disfrutad de estos productos sencillos pero extraordinarios al mismo tiempo.
¡Buen provecho!