Hoy os mostraré como hacer una receta de aquellas que son extraordinariamente simples, pero con las que siempre quedas bien. En internet encontraréis centenares de propuestas hechas con pato confitado, todas ellas buenas. Cabe decir que se trata de un plato parcialmente precocinado y no es menos cierto que hay diferentes calidades de confite de pato.
Una vez escogido vuestro proveedor de confianza, solo tendréis que seleccionar la guarnición más adecuada: patatas, manzanas en puré, en compota, fritas, al horno, guisantes, setas, cebolla caramelizada, espárragos, judías, flores de calabacín, etc. La lista es inacabable, pero en este caso la manzana es una de las guarniciones más utilizadas, ya que casa perfectamente con el sabor potente que tiene el pato. Yo he optado por saltear unos trozos de manzana y champiñón, hechos en la misma grasa del pato. Y cómo no, el contraste dulce-salado que aportará la reducción de Pedro Ximenez es indispensable.
Podéis hacer la reducción de moscatel, mistela, u otros licores, pero es importante resaltar esta parte de la receta, ya que, en el fondo, es su gracia: mojar un trocito de pato en la salsa. Una receta festiva que estará a la altura de cualquier acontecimiento y que, al ser tan sencilla de hacer, os permitirá dedicar tiempo al resto de tareas que cualquier celebración comporta. ¿Ya sabéis de lo que os hablo, verdad? Espero que os guste.
4 muslos de pato confitado por persona
1 manzana golden
6 champiñones
sal
Para la reducción:
200 ml de licor Pedro Ximenez
Un cucharón de azúcar
Preparad la reducción de Pedro Ximenez con tiempo, al menos un par de horas antes.
Poned un cucharón de azúcar en un cazo.
A continuación, poned un vaso de licor aproximadamente (200ml). Removedlo hasta disolver el azúcar y dejadlo cocer a fuego lento hasta que reduzca bastante.
Mientras se hace la salsa, abrid los muslos de pato.
Estos son bien bonitos y grandes.
Ponedlas en una bandeja y para el horno a unos 120 grados aproximadamente durante un rato. No las queremos dorar, sólo calentar y deshacer la grasa.
Vigilad la salsa. No hacen falta más de 10 minutos. Tenéis que notar que la textura, a pesar de ser líquida, tiene más consistencia.
Entonces dejáis enfriar la reducción. Una vez fría veréis como coge una textura más parecida al caramelo. No os preocupéis por la temperatura. La cantidad que tenéis que poner en el plato es poca y la podéis poner en frío, siempre que el pato esté bien calentito, claro está. Ahora ya os podéis olvidar de la salsa.
Como os comentaba he utilizado champiñones como acompañamiento. Pero sólo la base. De hecho, he servido los champiñones rellenos con huevo de codorniz de primero y las bases las he aprovechado para el pato. Pero no hace falta, podéis cortar el champiñón entero y listos.
Si utilizáis sólo la base, cortadlas en rodajas un poco gruesas y reservad.
El pato ya ha cogido un poco de temperatura.
Veréis cómo ha soltado la grasa. Este lo utilizaremos para freír la guarnición.
Limpiad la manzana. Yo la serviré con piel, así me aguantará mejor la rebanada.
Cortadla en rodajas.
Y sacáis el corazón. Hasta aquí lo podéis dejar todo preparado. A partir de aquí ya podéis preparar el plato para servir. Poned el horno a 200 grados centígrados y dorad los muslos de pato por los dos lados.
Mientras tanto, calentad la grasa del pato en una sartén y saltead los champiñones con un punto de sal.
En cuanto cojan color los reserváis.
En el mismo aceite dorar la manzana, vuelta y vuelta.
Aseguraos que el pato quede bien dorado y crujiente la piel.
Y ya podéis emplatar: el pato con un poco de manzana y champiñón.
Y el toque final, la salsa.
¡La salsa que os sobre no la tiréis, seguramente los invitados os pedirán más! De lo contrario, la podéis utilizar con cualquier otro plato donde encaje.
Un buen chorro por encima.
Y un poco más por el plato.
Y ya podéis servir el plato en la mesa.
¡Buen provecho!