La crema inglesa vendría a ser lo mismo que una crema catalana pero sin añadir almidón de ningún tipo. La textura tiene que ser líquida pero cremosa. Se utiliza mucho para acompañar postres de todo tipo, sobre todo la Tarta Tatín, Pastel de Manzana u otras preparaciones con helado.
Como veréis, os mostraré como hacer la elaboración más clásica de huevo y una sencilla variante de chocolate que incorpora cacao. Es recomendable hacer uso de un termómetro de cocina, ya que tendremos que pasterizar los huevos sin cocerlos llegando a los 80 grados durante un tiempo y enfriando la mezcla enseguida. De lo contrario, si hacemos una cocción más alta, haremos una tortilla, lo que no nos interesa. A continuación os explico el proceso paso a paso. ¡Vamos!
250 ml de leche
3 yemas de huevo
60 g de azúcar
una vaina de vainilla
Variantes:
En vez de utilizar vainilla líquida o en polvo, se puede hacer hervir la leche con una vaina de vainilla que retiraremos antes de incorporar los huevos.
Se pueden utilizar otros aromas como naranja, coco, etc.
Se puede añadir un poco de licor (Cointreau, Licor 43, Ron, etc.)
Se puede añadir una cucharada de cacao en polvo para hacer la versión de chocolate.
Es importante utilizar un termómetro de cocina
Preparad todos los ingredientes. Si los huevos son ecológicos mejor, más bueno quedará.
Lo primero tenéis que hacer es pesar la leche y ponerla en un recipiente a calentar.
Partid la vaina de vainilla y con la punta del cuchillo retirad la pulpa interior. Es poca, pero muy intensa.
Incorporad esta pulpa a la leche.
Y echad también la vaina.
En cuanto arranque el hervor, ya podéis apagar el fuego.
Dejad que se enfríe un poco y entonces la tapáis con un papel film para dejarlo infusionando mientras preparamos el resto.
En un cuenco echad las yemas de huevo.
A continuación el azúcar. Ya sabréis que el azúcar puede quemar las yemas si las tenéis demasiado rato. Por este motivo conviene tenerlos preparados cuando tengáis la leche caliente, pero que no queme.
Ahora, echad un pequeño chorro de leche a las yemas. Aproximadamente, como un vaso de cortado.
Y removed. De esta manera conseguiréis no cocer los huevos con el cambio de temperatura.
Seguidamente, ya podéis ir incorporando poco a poco el resto de la leche a las yemas. Retirad la vaina de vainilla.
Ahora, colad la mezcla y pasadla a un recipiente para cocerla.
A fuego más bien bajo, vais dando temperatura a la crema. Yo os recomiendo utilizar una lengua o espátula de silicona. Tenéis que evitar que se enganche dando vueltas poco a poco.
Controlad la temperatura. Cuando supere los 80 grados, ya podéis apagar el fuego.
Para comprobar que la crema inglesa tiene la textura perfecta sólo tenéis que mojar una cuchara y pasar el dedo. Si la separación se mantiene la textura es correcta, de lo contrario le faltará cocción.
Pasad la crema a un nuevo recipiente.
Y escurridlo bien.
Cubrid el recipiente con un papel film. Ahora hay que enfriar rápidamente la crema. Lo podéis hacer introduciendo este recipiente en otro con agua y hielo.
De lo contrario, como he hecho yo, podéis introducirla dentro del congelador durante unos 15-20 minutos.
Pasado este tiempo, reservad la crema en la nevera hasta el momento de utilizarla. La podéis hacer el día antes, pero no conviene conservarla más de dos días (como todas las cremas con huevo).
Y ahora sí, bien fría, ya la podéis servir.
Podéis tomar una copa con helado de vainilla y migajas de jijona, por ejemplo, ¡muy buena!
Además, podéis hacer la versión de chocolate añadiendo un poco de cacao en polvo.
Para esta cantidad de leche (250ml) tendréis bastante con una cucharada de cacao en polvo puro (no os recomiendo utilizar colacao o similares).
Mezcláis la crema, una vez hecha y fría, con el cacao, y ya la podéis servir.
Como veis, yo la he utilizado para decorar un plato con dos cremas. ¡Buen provecho!