Cada día que pasa... más amante de las cremas de verduras me vuelvo. ¿Querrá decir que me hago mayor?... seguramente. Pero años atrás no disfrutaba tanto de una crema como esta. Todos conocéis la crema de puerros por excelencia, pero la de hoy es una variante que incorpora zanahoria, patata y un poco de apio. El apio es muy contundente de sabor... y le aportará bastantes matices a la crema. Así que si el apio no os gusta, no pongáis.
Aunque yo pienso que el apio es la característica más apreciada de esta crema. Le podéis añadir un poco de crema de leche también, pero las leches y las natas ocultan el sabor de las verduras y no se puede abusar. Tampoco hay que añadir más grasas de las necesarias. Espero que os guste.
4 puerros
2 zanahorias
1 patata
1/2 rama de apio
aceite de oliva
sal
jamón ibérico (decoración)
nuez moscada (decoración)
Preparamos y limpiamos bien todas las verduras. Recordáis que el puerro acostumbra a contener restos de arena entre sus capas y hay que limpiarlo a conciencia. Si no son lo bastante grandes, podéis poner 5 o 6.
Cortamos la patata y la zanahoria a uno medida normalita. Pensad que después lo picaremos, así que con el corte solo buscamos una buena cocción.
En una sartén con unas gotas de aceite, saltearemos las patatas y la zanahoria. Al mismo tiempo, poned una olla con agua y sal a calentar... que estará donde herviremos la verdura.
Mientras, iremos picando los puerros...
... y la media rama de apio, con hoja y todo.
Id dándole vueltas a la verdura hasta que coja este color doradito tan bonito.
Cuando el agua hierva, incorporamos la patata y la zanahoria.
Estos dos ingredientes son los que necesitan más cocción (20 minutos).
En la misma sartén, salteamos un poco el apio...
... y enseguida incorporamos los puerros.
Los iremos removiendo hasta que estén un poco dorados.
Removed de vez en cuando.
Salad un poco la verdura.
Ahora, con un colador, separaremos la parte sólida de la líquida.
Ponemos la verdura en un bol para triturar con el túrmix.
Le pondremos de 2 a 3 cucharones de caldo.
Lo salamos un poco.
Lo trituramos bastante rato, que quede bien fino.
Tenéis que encontrar la textura ideal según la cantidad de caldo que le ponéis al triturarlo. Probadlo de sal.
Pues ya tenemos hecha la crema.
Para presentarla, he pensado en un poco de jamón ibérico.
... que freiremos unos segundos... hasta que quede crujiente.
Lo reservamos en un papel absorbente.
Y ahora presentamos el plato. Ponemos la crema.
Una pizca de nuez moscada a un lado...
... y el jamón en otro lado.
He pensado que la frescura y aroma de una rama de menta le iría mejor que el perejil.
Aquí tenéis la crema acabada. Que os puedo decir... que estaba buena de cojones, claro.
¡Buen Provecho!