Hoy os traemos una receta apta para toda la familia, ideal para cocinar junto a los más pequeños de la casa. Los ingredientes son bastante básicos. Si tenéis harina, con poca cantidad, podéis hacer 5-6 crepes grandes, algunas dulces y otras saladas, como he hecho yo.
Yo he optado por mostraros las clásicas de jamón y queso, pero las posibilidades son infinitas, ¿verdad que sí? ¡Será la mejor merienda de la semana! ¡Vamos!
130 g de harina de repostería
10 g de azúcar
16 g de mantequilla fundida
330 ml de leche
2 g de sal
2 huevos
jamón cocido
queso para fundir
Variantes:
Esta masa os servirá para hacer crepes dulces y salados. Si solo las hacéis saladas, podéis añadir a la masa orégano, pimentón u otras especias. Si solo son dulces, vainilla, licor y otros aromas.
Podéis utilizar cualquier tipo de queso para fundir
Preparad todos los ingredientes.
Primero rompéis los huevos. Ya sabeéis, vigilad mucho las cáscaras, que es por donde podemos tener problemas.
Ahora incorporad el azúcar y la sal.
Removedlo un poco.
Ahora, incorporad la mantequilla bien fundida.
En paralelo, pesad y tamizad la harina.
Incorporadla a los huevos con azúcar y lo removéis.
Seguidamente, añadid un chorro de leche, pero no toda. Así evitaréis que se os corte la mezcla.
Integrad bien la leche en la mezcla.
Ahora si, ya podéis poner toda la leche de golpe.
Lo mezcláis de nuevo.
Os tiene que quedar con una textura bastante líquida. Tapad el bol con film y dejadlo reposar en la nevera durante 20-30 minutos.
Mientras se enfría, preparad la sartén o, si tenéis como yo, la crepera. Este artilugio de madera va realmente bien para extender la masa sobre la crepera, pero también lo podéis hacer con una paletina.
Pintad ligeramente la crepera con mantequilla para evitar que se os peguen los crepes. Esto lo tenéis que hacer antes de hacer cada crepe. Además, os aportará un agradable aroma y sabor.
Cuando la crepera esté caliente (no extremadamente), verted un cucharón de masa (o dos según la cantidad que os permita el utensilio).
Rápidamente, derramad esta mezcla por toda la crepera.
Procurad repartirla bien, hasta que notéis que ya no queda ninguna parte líquida.
Con un minuto y medio tenéis la crepe hecha. Por lo tanto, tenéis que ser rápidos al aplicar el relleno. Si hace falta, bajad un poco el fuego. Poned un par de trozos de jamón cocido.
Ahora, una buena cantidad de queso, en este caso, mozzarella.
Doblad la crepe y esperad unos instantes para dejar fundir el queso.
Como ya está bien cocida, volved a doblarla.
¡Y ya la podéis servir, bien calentita!
¡A disfrutar!
Evidentemente, cuando te pones a hacer crepes, siempre hay alguien que pide una de nocilla o nutella. ¡Pues vamos!
Esta, obviamente, queda más fina, ¡pero es un auténtico vicio! ¡Buen provecho!