El dulce de membrillo está muy bueno, más de lo que recordamos. Yo no como a menudo, pero me gusta. Y cada vez que lo pruebo me pregunto por qué no como más. Me pasa lo mismo con las castañas, aunque estas tienen el inconveniente de ser un producto de temporada. Según la Wikipedia, el dulce de membrillo es una confitura dulce y blanda hecha a partir del membrillo que se puede comer sola, con queso o con galletas. También se suele mezclar con yogur.
membrillos
azúcar
Variantes:
- Se puede añadir agua de hervir los membrillos
- Se puede añadir el zumo de un limón
Primero de todo, lavaremos bien los membrillos.
No importa la cantidad de membrillos que hacemos. Pensad que después calcularemos la cantidad de azúcar en función del peso que tenga la pulpa. Yo he hecho un kilo de membrillos.
Lo partiremos por la mitad.
Y así mismo, los pondremos a hervir con agua.
Hay quien los pela y le saca el corazón antes de cocerlos. Como queráis.
Yo, eso de pelarlos, lo hago después de cocerlos, me resulta más fácil, ya lo veréis.
Por lo tanto, hervidlos a fuego medio durante unos 20 minutos.
Pasados los 20 minutos tendremos los membrillos más blandos.
Los dejaremos enfriar un rato.
A continuación, ya fríos, nos resultará muy fácil pelarlos.
La sensación será como pelar una pera madura.
Perfecto.
Retiraremos los corazones y nos quedaremos solo con la pulpa.
Repetimos el proceso con todos los membrillos. Paciencia amigos míos.
Si no tenéis tiempo, podéis reservar la pulpa en la nevera y acabar el dulce de membrillo al día siguiente. No le iré mal este tiempo de reposo al membrillo.
A continuación, pesad el total de la pulpa del membrillo.
Buscamos un cazo adecuado para cocer el membrillo con el azúcar. Por cada kilo de pulpa añadid 800 g de azúcar. Pesad la cantidad que corresponda mediante una regla de tres, os acordáis del cole, ¿no?
Añadid la pulpa.
Ahora, cocedlo al fuego sin descanso de remover durante 40 minutos aproximadamente.
Poco a poco se irá deshaciendo el azúcar.
Hacedlo hervir a fuego medio bajo.
De vez en cuando, yo lo remuevo con una varilla. Si lo vais removiendo no tendréis que triturar el dulce de membrillo una vez cocido. Mucha gente dice que se tiene que triturar el resultado con una batidora eléctrica para dejarlo fino. Pero no hace falta, yo no he encontrado ninguna necesidad de hacerlo.
Poco a poco, irá cambiando de color. Removedlo bien para evitar que se pegue y se queme y para deshacer los grumos de pulpa que puedan quedar.
Poco a poco y paciencia. Este es de aquellas recetas que se tiene que hacer con cariño y sin prisas.
Pasados los 40 minutos, tenéis que tener una pasta pegajosa, pero que se despega de la base del recipiente.
Cuando nos coja este color rojizo querrá decir que prácticamente lo tenemos cocido.
Apagamos el fuego. Veréis que se despega de las paredes con facilidad.
Esta pasta es bastante sólida. El resultado es un dulce de membrillo compacto, bastante duro. Si buscáis una textura más blanda y gelatinosa tendréis que añadir un poco de agua de cocción de los membrillos. A mí me gusta potente.
Ahora lo escudillaremos.
Utilizaré unas cazoletas muy cucas que me regaló mi suegra. Así verá que le doy alguna utilidad y no mareará más con las cazoletas, jeje. La verdad es que son bonitas.
Las llenamos.
Hay gente que pone aceite en la base, pero no hace falta, de verdad os lo digo. Después saldrá con facilidad.
Perfecto.
Como podéis observar, el cazo nos quedará hecho una porquería y costará un poco de limpiar.
Enseguida, y en caliente, cubrid las cazoletas con papel de film.
De esta manera no os hará piel.
Además, dentro de la nevera no cogerá olores.
Y las dejamos enfriar completamente antes de poner las terrinas en la nevera.
Al día siguiente, por ejemplo, ya lo podréis consumir.
Con un poco de movimiento, haréis salir el membrillo sin problemas de las terrinas.
Aquí lo tenemos.
Ya solo nos queda presentarlo como es debido.
¿Lo queréis probar?
Ummmmm. ¡Acompañado con queso queda buenísimo!