Durante las fiestas de Navidad generamos bastante comida sobrante que se tiene que aprovechar, y ya no por aquello de no tirar comida, si no porqué acostumbra a ser comida elaborada, buena y a menudo de calidad. En esta ocasión, y aprovechando un pollo asado con ciruelas sobrante de la Navidad os presento unas empanadillas cocidas al horno que podréis congelar y comer más adelante, cuando haya pasado el tiempo necesario para poder quemar todas las grasas de la Navidad y, por descontado, nos vuelva a apetecer aquel sabor.
Las empanadillas, como ya sabéis, se pueden freír, pero como el relleno ya contiene bastantes grasas es más recomendable hacerlas al horno que, además y para mi gusto, quedan mejores y se aguantan mejor. De hecho, el trabajo más puñetero de este tipo de platos de aprovechamiento es separar la parte comestible de la no comestible (huesos, pieles, pepitas, etc.). El resto es un pim-pam. ¿Fácil, no?
Masa de empanadas
Sobrante del pollo asado con ciruelas
1 huevo batido
Variantes:
Si notáis el relleno un poco seco, podéis añadir un poco de bechamel o caldo.
Para Navidad nos zampamos un buen asado.
Pero siempre sobra un poco.
Como os decía, lo primero que tendremos que hacer es escoger el sobrante y separar la carne de los huesos, de la piel, de las pepitas de las ciruelas, etc. Nada mejor que utilizar el sentido del tacto. Cortad con unas tijeras si hace falta. Finalmente, mezcladlo bien con el fin de repartir las ciruelas y las pepitas.
Como ya sabéis, será cuestión de rellenar cada empanadilla con una cucharada de relleno.
La cerramos y...
... con un tenedor sellamos esta unión.
Pintadlas con huevo batido y horneadlas unos 15 minutos a 190-200 grados.
Se pueden comer frías o calientes.
¡Y bien buenas que están!
¡Buen provecho!