Ya ha llegado el calor y parece que será para quedarse, ¿verdad? Te presento, pues, una receta fresca, deliciosa y sencilla de hacer. Ya sabes que las endibias resultan un poco amargas. Por internet encontrarás algunos trucos como limpiar las hojas con papel de cocina o un trapo húmedo, escoge las más blancas (cuanto más verde más amarga) o pon unas gotas de limón si las tienes que cocer.
Pero más allá de esta ligera amargura (más que soportable a mi parecer) querría destacar el efecto refrescante en boca que tienen las hojas, ideal para preparaciones como la que verás a continuación. Además, las propiedades de esta hortaliza son muy destacables: contiene provitamina A, vitamina B9, C, E, potasio y calcio.
- 4 endibias
- 1 manzana
- 200 g de queso parmesano en placas o a trozos
- 100 g de nueces peladas
- Aceite de oliva virgen extra
- Una hoja de menta fresca para decorar
- Sal
Para la salsa:
- 6 cucharadas de miel
- 4 cucharadas de mostaza
Variantes:
- Puedes utilizar otros tipos de queso.
- También se puede acompañar la misma ensalada con salsa pesto.
- En lugar de esta salsa puedes hacer la clásica vinagreta de miel y mostaza añadiendo vinagre, aceite y sal.
Prepara los ingredientes.
Empieza haciendo la salsa. Yo he utilizado una mostaza de la casa Leo Boeck, con un punto picante muy interesante.
Echa la miel en un cuenco.
Y encima la mostaza.
Mézclalo bien hasta que los dos ingredientes queden totalmente integrados. Lo reservas en la nevera.
Corta las endibias.
Separa las hojas y reserva el corazón.
Con un trapo o un papel húmedo, límpialas de una en una, con paciencia.
Pela una manzana y con el mismo pelador, haz tiras.
Las vas reservando.
El corazón, o parte central que antes hemos reservado, también lo aprovecharemos.
Una vez limpio, lo picamos.
Y lo colocas en medio del plato.
Esta base te hará de soporte para las hojas.
Seguidamente, echa un chorro de aceite de oliva por encima. Puedes salar ligeramente las hojas, pero la sal del queso será suficiente para esta ensalada.
Coloca la manzana por encima de las hojas.
Y ahora el queso. Cualquiera que te guste le irá bien.
También repartido por encima de la manzana, de forma desigual.
A continuación, pon trocitos de nuez, con un poco de gracia.
Finalmente, una hoja de menta rematará estéticamente la ensalada, a la vez que aportará un fresco aroma.
Para acabar, aliña el plato con la salsa de miel y mostaza.
Y ya la puedes servir.
¡Buen provecho!