Esta receta es muy sencilla. No sería la receta más saludable del mundo, pero como siempre digo, en su justa medida, se puede comer de todo. Es un buen recurso para los que tenemos niños pequeños ya que les gusta mucho. No sé si lo sabéis pero la auténtica salsa carbonara no lleva nata líquida, ni crema de leche, ni leche. Por lo tanto, esta no es la salsa carbonara. La carbonara se hace con huevo y sin nata. Pero yo hoy os mostraré esta versión que tanto gusta.
400gr. espagueti
1 hoja de laurel
150gr. bacón, tocino o jamón dulce en dados
200ml. crema de leche o nata líquida para cocinar
50gr. mantequilla
una pizca de nuez moscada
pimienta negra
aceite de oliva virgen extra
sal
Variantes:
- Podéis añadir un poco de parmesano en polvo
Preparamos todos los ingredientes.
Pondremos también el laurel. Tampoco hay que poner aceite a la cocción de la pasta. Otro mito desmentido por los italianos.
Ahora vamos a por la carne.
Ponemos un poco de mantequilla a calentar en una sartén...
... cuándo esté completamente deshecha y deje de hacer ruido...
... incorporaremos el bacón que habremos salado un poco.
Ahora dejaremos que coja color... y lo iremos removiendo de vez en cuando.
Cuando el tocino o bacón esté dorado... incorporaremos la crema de leche o nata líquida para cocinar.
En este punto, a mí me gusta aromatizar la salsa con una pizca de nuez moscada.
Si la tenéis en polvo, en polvo. De lo contrario, rayaremos un poco.
Rectificamos de sal y llevamos la salsa a ebullición.
Una vez haya hervido 2 o 3 minutos, ya la podemos parar y reservar.
El agua de la pasta ya hierve. Pondremos los espagueti.
Los dejaremos cocer unos 10 minutos aproximadamente.
No hay que ensuciar la cocina haciendo la prueba para comprobar si los espagueti se enganchan a la pared. Probad uno y listos.
Escurrid la pasta y sin echar nada de agua.
Inmediatamente, incorporad la pasta en la sartén donde tenemos la salsa reservada.
Mezcladlo todo junto...
... y calentadlo un par de minutitos más.
Ya podemos emplatar.
A me gusta servirlo con una buena pizca de pimienta negra recién molida.
Un chorro de aceite de oliva virgen extra... que no falte.
Y a comer.
¡Buen provecho!