Seguimos en temporada de setas. Un buen plato, inventado, pero a base de combinar ideas ya vistas o utilizadas con anterioridad. Vaya, una plato fruto de la experiencia. De aquellos platos que si los ves en un menú de dos o tres entrantes... piensas... "ummm, hoy comeré eso que no encuentro habitualmente...". Pasta con setas frescas. Afortunadamente, se ha arreglado un poquito la temporada de setas de este año y he podido comprar setas frescas. En la pescadería he encontrado unas colitas de cigalas frescas muy bien de precio... y ya me estaba imaginando este plato.
También le había encargado a la verdulera que me trajera un poco de albahaca fresca... precisamente para cocinar la pasta. Había pensado poner un poco de crema de leche, pero al final he pensado que prefería disfrutar de los sabores tan peculiares de este plato... y no quería que la leche o la nata lo perturbaran. El toque de la albahaca fresca es primordial. Quizás os cuesta un poco de encontrar y la tendréis que encargar, pero de verdad que vale la pena no obviarla. Total, que ha quedado un plato profundamente italiano, serio, sabroso... con carácter. Un seguro total si tenéis invitados y buscáis un entrante para disfrutar de la compañía de un buen vino... y es que en las elaboraciones más sencillas... a veces, está el verdadero secreto.
300 gr. espaguetti de verdura
200 gr. níscalo fresco
200 gr. seta calabaza fresca
un puñado de hojas de albahaca
jengibre en polvo
pimienta blanca
pimienta negra
1 cebolla
4 ajos
aceite de oliva
2 hojas de laurel
Venga, que esto es fácil de hacer, chicos. Preparamos los ingredientes.
Hoy he encontrado unas buenas setas en el mercado.
Van caras, es cierto, pero es que hay muy pocas.
Lavad bien las setas calabaza... y peladlas un poco.
Huelen muy bien... y se pueden comer crudas.
Cortadlas en láminas no demasiado finas.
Limpiad bien los níscalos "botón"...
... que no tengan restos de hierbas...
Limpiad también las colas de cigala.
Hoy utilizaremos unos espaguetti de verdura... que por este motivo son de colores diferentes.
Mientras, tiraremos una pizca de jengibre encima de las cigalas.
Ponemos agua a hervir con un chorro de aceite, un poco de sal y una par de hojas de laurel. Cuando arranque el hervor pondremos los espaguetti...
... les dejaremos cocer... entre 10 y 12 minutos aprox...
Aprovecharemos para ir picando la cebolla...
Los pasamos a escurrir el agua....
... y lo reservamos...
Ahora picamos un poco de ajo y perejil.
Calentamos un poco de aceite en una sartén... y tiramos el ajo y perejil...
Seguidamente, incorporamos las setas.
Añadiremos una pizca de sal... e iremos removiendo de vez en cuando.
Hasta que cojan un poco de color dorado. No os paséis con la cocción. Los reservamos.
En la misma sartén, añadiendo una pizca más de aceite, haremos las cigalas, previamente saladas y pimentadas.
Si queréis, podéis añadir una pizca más de jengibre. Supongo que os gusta chupar las pieles de la cigala al pelarla. Será cuando notéis el impacto del jengibre... y las encontraréis buenísimas, hacedme caso.
Perfecto, ya están hechas al punto. Tostaditas por fuera y no demasiado hechas por dentro.
Las reservamos junto con las setas.
En la misma sartén, sofreiremos la cebolla...
... seguidamente, incorporemos la albahaca que hemos cortado previamente, pero nada, cuatro trozos, que quede la hoja grande. Dos minutitos dando vueltas y...
... incorporamos los espaguetti.
Tirad una pizca de pimienta blanca y negra... y removed bien los espaguetti. Se tienen que dorar un poquito.
Ahora incorporamos las setas con las cigalas... y el caldito que han soltado.
Perfecto.
Removedlo todo... con el fin de mezclar todos los sabores.
¿Qué pinta, eh?
Los serviré en una de estos platos hondos de la colección de Ferràn Adrià. Primero una base de espaguetti.
... y encima las setas con cigalas... acompañado de un pulso de perejil superpicado.
Fuasss... estaba buenísimo de cojones, ¡chicos!... un plato auténtico.
La foto habla por sí misma.
La seta calabaza y el níscalo aportan un sabor total de montaña... y la cigala, de mar.
Lo he acompañado con un albariño.
Es de aquellos albariños auténticos. Lo que esperas de este vino, ni más ni menos. No falla nunca.
¿Lo queréis probar?... es fácil de hacer... no diréis. ¡Buen Provecho!