Bueno y refrescante entrante tradicional. Con respecto al bacalao, os tengo que recordar que es un pescado blanco, muy proteico y con un contenido de grasa baja, es decir, muy magro. Forma parte de muchas recetas de nuestra gastronomía, y la única limitación es para las personas que tienen que vigilar seriamente la cantidad de sal de su alimentación.
En estos casos hay que desalarlo con mucho cuidado, pero aun así siempre aporta más sal que cualquier otro pescado fresco. Os recomiendo la lectura del consejo "Como desalar el bacalao salado". Si lo compráis ya deshilachado, lo podéis desalar el mismo día, cambiando el agua dos veces.
500 g de bacalao deshilachado y desalado
4 tomates maduros picados
aceitunas negras
aceite de oliva virgen extra
pimienta negra
sal
Variantes:
Se pueden añadir hierbas aromáticas (perejil, orégano, etc.).
Se puede añadir un huevo duro picado y anchoas.
Se puede añadir pimiento rojo o pimiento verde.
Se puede añadir cebolla dulce o cebolla tierna.
Se puede añadir ajo picado.
Yo lo he comprado ya deshilachado o desgajado, es decir, hecho a trocitos.
Lavadlo bien bajo el agua, procurando desalarlo al máximo.
A continuación ponedlo en remojo durante dos o tres horas, y cambiadle el agua cada hora.
Utilizaré un tomate maduro ecológico... que me lo comería a mordiscos. Lavadlo bien.
Con una tercera parte cortada en juliana tendremos bastante.
Ahora, cortad el tomate en trozos grandes.
Mezcladlo con la cebolla.
Ahora pondremos las aceitunas negras.
Al gusto.
Si el bacalao no aporta demasiada salinidad, ponéis añadir una pizca más de sal, pero normalmente no hace falta.
Ahora, rociad toda la mezcla con abundante aceite de oliva virgen extra.
Removedlo bien.
Añadid un pellizco de pimienta negra...
... lo volvemos a remover y lo dejamos reposar mínimo una horita en la nevera.
Ya se puede emplatar.
Si os gustan todos los ingredientes... la mezcla es formidable.
¡Buen Provecho!