Hoy os presento un postre muy rápido de hacer y con un resultado extraordinario, lo que hace de esta receta sea una gran aliada de los cocineros domésticos. Yo lo he acompañado de helado de vainilla, precisamente para buscar ese contraste frío-caliente que tanto cautiva. También tengo que reconocer que la pimienta negra le va muy bien a la fresa caliente. Se puede servir la fresa fría, sí, pero el plato pierde su gracia.
Notaréis que no indico ninguna cantidad de pimienta, ya que dependerá de vuestro gusto personal. Como referencia os diré que yo pongo como si tuviera que pimentar unos dados de pollo, es decir, sin miedo pero sin pasarse. En cualquier caso, y tratándose de una combinación un poco arriesgada, mejor pecar de poca cantidad la primera vez. ¿Os animáis?
500 g de fresas
2 cucharadas de azúcar
un chorro de ron
un trozo de mantequilla
pimienta negra
helado de vainilla
Variantes:
- Podéis acompañar las fresas con nata montada, galletas, yogur, carquiñolis, barquillos, etc.
- Podéis reducir las fresas con otros licores (vodka, cointreau, whisky, etc...)
Lavad bien las fresas.
Descartad las hojas cortando la parte superior.
Las que no sean demasiado grandes las podéis dejar enteras. Las otras las podéis partir por la mitad. Reservadlas.
Ahora cortad un buen trozo de mantequilla, casi de 50 gramos.
Y lo ponéis a calentar en una sartén.
Cuando la mantequilla esté deshecha...
incorporad el azúcar.
Un par de cucharadas grandes (soperas).
Removed enseguida el azúcar.
Dejad que se deshaga removiendo.
Enseguida empezará a cambiar de color a marrón oscuro. Cuidado no os paséis y queméis el azúcar.
Seguidamente ya podéis añadir las fresas.
Las removéis para que se impregnen bien del azúcar y la mantequilla. Notaréis que cristaliza un poco el azúcar (hace alguna clapa). No pasa nada.
Seguidamente añadid el licor. Yo he escogido ron.
Un buen chorro, como una taza de café aproximadamente.
A fuego más bien bajo, dejáis que la fresa pierda toda el agua y que se evapore el alcohol.
Pasados entre 5 y 10 minutos, según la cantidad de fresas y ron y la potencia del fuego, notaréis que las fresas se ponen blandas y la salsa queda ligada.
Ya podéis apagar el fuego y tirar pimienta negra por encima, sin miedo, pero sin pasarse tampoco.
Servid las fresas calientes. Pero primero poned el helado de vainilla.
Muy bien.
Y seguidamente las fresas.
Tirad el jugo por encima del helado, que se empezará a fundir.
Y ya lo tenéis a punto de "caramelo", nunca mejor dicho.
Esta es una cantidad exagerada para una persona, ya que buscaba una foto con un cierto impacto visual. Yo finalmente he compartido el plato.
Esta otra fotografía muestra una ración más adecuada para una sola persona. ¡Buen provecho!