¡Qué buenas están las fresas! Se pueden combinar y hacer de tantas maneras... que siempre compro sin tener claro cómo las haré. Las fresas necesitan tiempo para absorber el vino y, por lo tanto, las tendréis que dejar reposar unas horas en la nevera.
A mí, me gustan todavía más pasados dos días, cuando la fruta pierde su textura inicial. La fresa se ablanda mucho... y se deshace en la boca, pero entiendo que no a todos os puede gustar esta textura tan blanda. Mi recomendación es consumirlas de un día para otro. Podéis utilizar el vino dulce que más os guste (moscatel, mistela, malvasía...), incluso un Pedro Ximénez, un Oporto o un vino de hielo.
600gr fresas frescas
100gr de azúcar o de edulcorante Dayelet Estevia
1 copa de vino dulce (moscatel, mistela, malvasía, etc.)
Variantes:
También se pueden hacer con vinagre
Como os comentaba, se nota enseguida cuándo una fresa es buena... para el color, por el aroma y por el sabor.
Para hacer esta receta es mejor utilizar las más maduras de todas.
Lavadlas bien con agua y sacáis la parte verde.
Cortadlas a trozos y reservadlas en un bol o tupper para la nevera.
Tema azúcar... como siempre, podéis utilizar azúcar de toda la vida o edulcorantes, que hoy en día son excelentes y rebajan muchas calorías. De hecho, esta no es una receta sin azúcar, ya que el vino dulce tiene y mucho, pero si podemos reducir un poco, mejor.
Ponemos la cantidad que más nos guste.
Ahora pondremos el vino dulce, en este caso moscatel del bueno.
Poned suficiente para cubrirlo todo. por lo tanto, el recipiente es importante que sea el adecuado para no malgastar vino dulce en exceso.
Un buen meneo, para fundir todo el azúcar... y tapado... en la nevera. Que repose unas cuantas horas.
Pasadas 48 horas este es el aspecto que tienen, están como pochas. Han cambiado de color y la textura es diferente. Pero lo que os comentaba, que podéis dejarlas a vuestro gusto de textura.
Ya las podemos servir.
Ummm... qué pequeño placer... y qué fácil de hacer.
¡Buen Provecho!