Sí, sí, cómo lo oís. Estamos hablando de una receta tradicional catalana. El otro día lo comentaba con mi hermana: ya no hay galeras como las de antes. De grandes quiero decir. En cualquier caso, no nos podemos quejar. Las pescaderías acostumbran a tener galeras frescas, más o menos grandes, y a precios realmente bajos. Por aquí se considera una pieza de sopa y somos pocos los que disfrutamos de chupar una buena galera frita o hecha a la plancha.
Yo os invito a probarla, a riesgo de hacer crecer la demanda y, por lo tanto, su precio. Pero es de las pocas cosas buenas buenas de verdad que me extraña que sean tan económicas. Tiempo al tiempo, verdad? De momento, vayamos disfrutando.
500 g de galeras frescas
aceite de oliva
sal
Cuando el aceite esté caliente, las iremos friendo poco a poco. ¡Cuidado ¡peligro de quemaduras! ya sabéis qué pasa cuando el aceite candente entra en contacto con agua.
Hacedlas por ambos lados. Y no demasiado rato, o quedarán secas.
Servidlas bien calientes en mesa.
¡Y a chupar!
¡Buen provecho!
Y PARA BEBER...