Hoy os traigo una receta tradicional española, de aquellas que gustan pero que (al menos por mi zona) no se encuentra con facilidad. Y es que unas buenas gambas al ajillo bien hechas os pueden dejar muy satisfechos. Hoy veremos como hacer la versión más extendida y sencilla, buscando siempre las raíces tradicionales de la cocina.
Según la Wikipedia, las gambas al ajillo son un plato popular de la cocina española que suele encontrarse mayoritariamente en el sur y centro del territorio. Los ingredientes que constituyen este plato son gambas peladas, ajo y aceite de oliva. Se suele servir como ración en los bares. Las gambas al ajillo se suelen cocinar en una cazuela de barro donde se pone a freír previamente ajo y perejil en aceite de oliva, para a continuación añadir las gambas peladas en el último momento. Algunas veces se ponen unas rodajas de guindilla para que le dé al plato un sabor ligeramente picante. Otras preparaciones incluyen un chorro de vino de jerez. Suelen servirse directamente a la cazoleta de barro y con el aceite hirviente, con un poco de perejil picado por encima. Las gambas al ajillo tienen que comerse rápidamente, sin que lleguen a enfriarse. Es una tapa que se suele tomar con vino (blanco o negro).
400 g de gambas peladas
5-6 ajos laminados
1 guindilla (o 3 cayenas) (opcional)
Aceite de oliva virgen extra
Perejil fresco
Sal
Un chorro de vino blanco o jerez (opcional)
Variantes:
Se pueden poner las gambas un par de horas en vino blanco o vino de jerez
Se puede poner un poco de caldo
En este caso de hoy, os hará falta un buen producto para garantizar el éxito de este plato. Pueden ser congeladas, pero de buena calidad. En este caso, dejadlas descongelar a temperatura ambiente.
Preparad los ajos y la guindilla o cayena picante.
Cortad el ajo en láminas.
Ahora, poned una cantidad generosa de aceite de oliva a calentar en una cazoleta de barro.
El fuego no demasiado fuerte, más bien flojo.
El picante es opcional. Podéis poner guindilla cortada o cayenas. El grado de picante lo escogéis vosotros.
Añadid el picante al ajo y dejad que todo coja color.
Mientras tanto, salad las gambas.
Y poned pimienta por encima.
Cuando el ajo tenga color, y antes de que se queme, verted con cuidado las gambas peladas.
Removedlo un poco.
Opcionalmente, echad un pequeño chorro de vino blanco o jerez.
Tapadlo y dejadlo hacer un par o tres de minutos.
Pasado este tiempo, volved a removerlo y apagad el fuego y tiráis por encima de un poco de perejil.
Ya está a punto para servir, bien calentito.
¡Y a disfrutar!
Podéis mojar un poco de pan.
¡Buen provecho!