Venga, una nueva receta de las básicas. Ya os avanzo que los garbanzos secos cocidos en casa... quedan bastante mejores que los garbanzos cocidos de bote que podéis comprar. Lo que pasa es que necesitan de una preparación previa y de un buen rato de cocción. De tipo de garbanzos hay unos cuantos y de medidas diversas. Yo los compro en un puesto del mercado, los grandes, los de toda la vida, vaya. No entraré en el eterno debate de poner o no bicarbonato. Yo lo probado con y sin y no he notado mucha diferencia, pero si habláis con vuestras yayas os dirán que pongáis bicarbonato. Supuestamente, ayuda a que queden más tiernos y reduce el efecto flatulento. ¿La cocción?... se puede hacer lenta en olla tradicional o en olla exprés... con la que los podremos cocer en 1/3 parte del tiempo.
500 g garbanzos secos
agua mineral
bicarbonato
sal
Variantes:
- Podéis remojar y cocer los garbanzos con Vichy Catalán. En este caso, no hará falta que pongáis sal ni bicarbonato porque el agua mineral natural Vichy Catalán tiene una composición mineral que incluye bicarbonatos y sodio en una proporción perfecta para este uso.
- Hay quien pone el bicarbonato en la olla de cocción
- Podéis añadir una pizca de ajo y/o laurel a la cocción
El día antes pondremos los garbanzos en remojo. Tienen que estar un mínimo de 12 horas en remojo.
Cuidado con el recipiente. Calculad que crecerán casi el doble. Poned suficiente agua. Al mismo tiempo, podéis poner una cucharada grande de bicarbonato.
Al día siguiente, ya los tendremos así de bonitos.
¡Cómo me gusta tocar los garbanzos!
Los garbanzos, los colaremos, ya que no queremos aprovechar el agua de ponerlos en remojo, sobre todo si hemos puesto bicarbonato. Las moléculas de bicarbonato se unen a los azúcares inductores de gas de los garbanzos, conocidos como oligosacáridos. Dicho en términos más coloquiales, este contenido es flatulento. Por lo tanto, esta agua con bicarbonato la descartaremos, ya que también nos puede dejar sabor salado, incluso sabor de jabón en grandes cantidades.
Los lavaremos un poco debajo del grifo. Con todo este proceso, reduciremos el poder flatulento de los garbanzos.
Y ya los podemos colocar dentro de una olla grande.
Los cubriremos de agua hasta sobrepasarlos tranquilamente.
Cuando arranquen el hervor, rebajad el fuego bien suave.
Id probándolos de vez en cuando hasta que tengan el punto de cocción que más os guste. A mí me gustan, no duros, pero que tengan su consistencia. La cocción tiene que ser lenta pero larga. No se tienen que deshacer ni romperse. Añadid la sal al final de la cocción.
Y ya tenéis a punto los garbanzos para elaborar vuestros platos. ¡Buen Provecho!