Hoy os explicaré como elaborar germinados de guisantes negros en casa. Nada más fácil. Sólo tenéis que tener la precaución de no regarlos en exceso, ya que se podrían florecer o pudrir. Como veréis, el germinado de guisante negro se hace exactamente igual que cualquier otra legumbre, por lo tanto, esta explicación os valdrá para hacer germinados de lentejas, de soja, de garbanzos, de judías, de arroz o de lo que queráis.
Aparte de ser nutritivamente muy saludables, siempre es interesante disponer germinados frescos en casa, ya que os pueden arreglar la decoración de un plato y os aportarán un toque de sofisticación que dejará encantados a vuestros invitados. ¡Vamos!
50 g de guisantes negros secos
agua
Por su suavidad en boca, hemos decidido hacer germinados de guisantes negros secos, que podréis encontrar en muchas tiendas de la zona del Berguedá.
Los colocaremos en una recipiente (o tupperware) de manera que se puedan apilar. Sólo tiene que haber una capa.
A continuación, tendremos que hidratar la legumbre seca.
Añadiremos un poco de agua hasta cubrir totalmente el guisante, no pongáis más.
Dejad reponer los guisantes en un lugar fresco, seco y con un poco de luz.
Pasadas 24 horas la legumbre habrá absorbido toda el agua y habrá aumentado su tamaño. Si lo consideráis, repartid los guisantes en dos recipiente, pero es interesante que no queden muy apilados.
Añadiremos un pequeño chorro de agua, sólo para garantizar humedad, pero no tiene que cubrir el guisante.
Al día siguiente notaréis que algunos guisantes empiezan a germinar tímidamente.
Haremos el mismo proceso: añadiremos un pequeño chorro de agua. El guisante la necesitará para crecer.
Al día siguiente encontraréis guisantes germinados y algunos con pequeños brotes verdes.
Seguiremos alimentando el guisante con un poco de agua. Veréis que cada día se la bebe prácticamente toda.
A partir del quinto día ya encontraréis una importante germinación.
Aquí podéis ver un ejemplo.
Y continuaremos con el sexto día, regando ligeramente los guisantes.
Si os pasáis con el agua sólo conseguiréis que se florezca o, lo que es peor, que se pudra.
Por lo tanto, agua la mínima y la justa. Con un poco de práctica sabréis cuánta agua tenéis que ir poniendo.
El séptimo día ya tendremos unos germinados dignos de ser utilizados.
Aun así los aguantaremos un poco más.
El octavo día la altura ya será más que evidente.
A partir de aquí tendréis que decidir hasta qué momento queréis mantener el crecimiento, consumirlo o conservarlo en la nevera. Este es un buen punto para consumir los brotes.
No hay que decir que podéis utilizar el mismo proceso para germinar otras legumbres como la lenteja.
Y pasan 12 días...
y 14 días...
... y el germinado ya supera los 10-12 centímetros. Vaya, un plantel.
Llegará un punto donde tendréis que tomar la decisión de comeros todos los brotes o plantarlos, ya que cuanto mayores se hagan, menos tiernos dejarán de ser.
Ahora sólo hay que encontrar el plato adecuado para añadir...
como este lenguado relleno con salsa de gambas. ¡Buen provecho!