Hoy os presento un plato de elaboración propia que espero os guste. Esta legumbre es un auténtico lujo que no podéis dejar de probar. Y recordad, ¡si encontráis guisantes negros no dudéis comprarlos!
800 g de guisantes negros
400 g de cuello de cordero cortado a dados
2 o 3 tomates rayados
2 ajos
1 cebolla
1 puerro
1/2 rama de apio
caldo de pollo o agua
1/2 vaso vino blanco
aceite de oliva
2 ajos
pimienta negra
sal
Variantes:
- Se puede hacer con guisantes frescos
- Se puede añadir un poco de tocino
Yo lo he comprado a granel.
Pero también los encontraréis envasados al vacío. Como podéis ver, su singularidad los hace muy especiales, también en el paladar.
Los pondremos en remojo durante 24 horas.
Si queréis, añadid al agua una cucharada de bicarbonato.
Al día siguiente, lo que haremos primero será cocerlos. Escurrimos los guisantes que tenemos en remojo.
Añadiremos un par de hojas de laurel y un hueso de jamón.
... el laurel...
... los guisantes escurridos y lavados...
... y un buen pellizco de sal. Taparemos la olla y los coceremos a fuego bajo durante una hora.
El guisante estará bastante cocido, pero no del todo; ahora lo acabaremos de cocer con el cordero.
No tiréis este caldo, que aprovecharemos una parte.
A continuación, prepararemos el resto de ingredientes de la receta.
Yo os recomiendo el cuello de cordero porque es muy sabroso y de carne melosa. Cortadlo a trozos.
Rayamos el tomate por una parte. Si no es temporada y el tomate no tiene demasiado color podéis mezclarlo con una cucharada de pimentón dulce.
Y picamos toda la verdura bien pequeña.
El apio...
... el puerro...
... la cebolla...
Seguidamente, ponemos un buen chorro de aceite a calentar en una cazuela y salamos la carne.
También lo pimentamos al gusto.
En esta cazuela, le daremos color a la carne.
Por ambos lados.
Cuando la carne esté dorada...
... incorporaremos toda la verdura.
Lo removemos un poco y dejamos que la verdura coja temperatura.
Cuando la cebolla esté transparente, añadiremos el tomate rayado.
Lo removemos un poco...
Lo tapamos y dejamos que se haga el tomate durante unos 10 minutos a fuego bajo.
Pasado este tiempo será el momento de hacer la reducción de vino blanco.
Como yo utilizo un vino blanco concentrado especial para cocinar, pondré sólo media copa. De lo contrario, podéis poner una copa entera de vino blanco normal.
Lo removemos un poco, lo tapamos y esperamos cinco minutos para que se evapore el alcohol.
El sofrito ya tiene muy buena pinta.
Es el momento de incorporar los guisantes negros que tenemos medio cocidos y, al mismo tiempo, unos cuantos cucharones de caldo.
El caldo tiene que cubrir toda la carne. Si os falta podéis añadir más adelante, pero siempre caldo hirviendo.
Tapad la cazuela y dejadlo cocer todo junto unos 40 minutos. Vigilad que no falte caldo y rectificad de sal. ¡Probad siempre los platos!... que conozco gente que cocina sin probar lo que hace.
Comprobad que la carne y el guisante estén bien cocidos.
Ya podemos emplatar.
Y aquí tenemos un gran plato de nuestra tierra.
El aspecto, la textura y el sabor son similares a los de unas lentejas estofadas.
¡Buen provecho!