Como ya sabréis, el jalapeño es una variedad de chile picante típicamente presentada en vinagre y muy utilizada en la presentación de platos mexicanos como los Nachos. Pero también los podéis encontrar frescos, en crudo. Hoy os presento una receta mejicana alternativa a los Nachos de siempre: los jalapeños rellenos.
Los podéis rellenar de lo que queráis pero es recomendable utilizar productos lácteos ya que, debido a la caseína, ayudan a descomponer el aceite de la capsaicina y, por lo tanto, rebajan la sensación de picor. Adicionalmente también podemos rebajar el picante con ácidos como el limón o escaldando un rato los pimientos. Los chiles contienen esta sustancia química denominada capsaicina que provoca aquella sensación de ardor o picor cuando entra en contacto con la mucosa bucal. Aquí, en Cataluña, la tolerancia al picante es sensiblemente inferior a la de los consumidores mejicanos, a quiénes el picante que proporcionan los jalapeños no es, ni siquiera, digno de ser advertido.
En esta entrada veremos como rebajar un poco el picante y presentarlos de una forma atractiva y, sobre todo, apta para nuestro paladar. Prestad especial atención a las medidas de seguridad recomendadas si no queréis sufrir en primera persona los efectos de la capsaicina en vuestra piel, garganta u ojos. ¡Venga!
8-10 jalapeños frescos
aceite de freír
1 litro de agua
200 ml de vinagre de vino
10 g de sal
queso tipo cheddar
harina
2 huevos
60 g de queso de parma en polvo
60 g de pan rallado
Variantes:
Podéis rellenarlos con cualquier otro tipo de queso que os guste
Nota importante:
Es muy recomendable hacer uso de guantes para protegernos la piel mientras trabajamos con los pimientos. Los jalapeños no sólo queman en la boca, también pueden producir escozor en la piel y fuerte irritación en la garganta y en los ojos. NO OS TOQUÉIS LOS OJOS SI TENÉIS RESToS EN LAS MANOS. MANIPULADLOS A UNA CIERTA DISTANCIA DE LA CARA, LOS OJOS Y LAS FOSAS NASALES. Si os pasa, lavaos los ojos con abundante agua o solución salina.
Hoy rellenaremos 10 jalapeños.
Hay quien dice que los rojos pican más que los verdes, pero es falso. Todos pican, unos más que de otros, y es independiente del color. Quizás sí que los rojos son un poco más dulces, debido a su maduración.
Mientras tanto, preparad un bol con agua bien fría y algunos cubitos de hielo.
Cuando el aceite esté candente...
freiremos los jalapeños durante unos 15 segundos aproximadamente, dándole la vuelta de vez en cuando.
No hagáis muchos de golpe y controlaréis mejor la cocción.
Cuando notéis que la piel ha cambiado de color ya los podremos retirar.
Sumergidlos inmediatamente dentro del agua helada.
De esta manera pararemos la cocción y el shock térmico nos permitirá hacer despegar la piel con más facilidad.
Una vez fríos ya lo podremos pelar y limpiar.
Cortad la parte superior del pimiento.
Con cuidado, retirad el tronco y las semillas de su interior.
Pensad que esta parte, precisamente, es la que más pica del pimiento.
Ahora, bajo el grifo, haremos salir todas las semillas de su interior.
Aprovechad para rascar y retirar la primera piel.
Ya los tenemos todos.
Ahora utilizaremos el vinagre de vino. Podéis utilizar otros vinagres también.
Yo lo pongo a ojo, más o menos la tercera parte de un vaso.
Lo verteremos dentro de un táper o recipiente para la nevera.
Pondremos también una buena cucharada de sal.
Y un litro de agua, más o menos.
Sumergiremos los chiles.
De esta manera, adobándolos en vinagre durante 24 horas, rebajaremos sensiblemente el picor.
y a la nevera.
Reservadlos.
Ahora los rellenaremos con queso cheddar. Rellenos de quesos más cremosos también funcionan muy bien.
Cortamos una rebanada de queso a trozos y...
lo introducimos dentro del jalapeño. Cuidado con presionar excesivamente o romperéis los pimientos.
Tiene que quedar bien relleno.
Los iremos rellenando todos, uno por uno.
Una vez rellenos, prepararemos los ingredientes para hacer el rebozado. Nos harán falta un par de huevos batidos.
En otro plato, mezclaremos el queso en polvo...
y lo mezclaremos un poco con las manos.
Y finalmente, también nos hará falta un plato con harina.
Primero enharinamos el jalapeño.
Que os quede bien blanquito.
A continuación le daremos un baño de huevo batido.
Y finalmente, rebozadlo con la mezcla de pan y queso.
Muy bien.
Y ahora?... pues lo volvemos a repetir todo otra vez. La idea es darle dos capas de rebozado.
Por lo tanto, lo volvemos a enharinar...
más huevo batido...
y más rebozado.
Y así nos tienen que quedar.
Repetid este proceso con cada jalapeño.
Finalmente, sólo nos quedará freírlos en abundante aceite bien caliente.
Cuando coja color por un lado, dadle la vuelta.
Tiene que coger un bonito color tostado y tened presente que el queso necesita un tiempo mínimo para deshacerse dentro del jalapeño. Está perfecto.
Ya lo podemos reservar sobre un papel absorbente.
Por cierto, podéis congelar una parte si queréis.
El resto, los iremos friendo poco a poco.
Y bien calentitos, los serviremos en la mesa.
Aquí tenéis los jalapeños rellenos.
¿Parecen croquetas, verdad? je je
¿Lo queréis ver por dentro, verdad que sí? cotillas...
El rebozado tiene que ser grueso y crujiente, y el queso tiene que estar completamente deshecho. Si con las medidas que hemos tomado para reducir el picante todavía los encontráis demasiado fuertes, no bebéis agua ni comáis pan. Lo mejor que podéis hacer para aliviar el escozor es consumir un producto lácteo, como leche, yogur o queso.
Por lo tanto, podéis acompañar vuestros jalapeños rellenos con una salsa de yogur como esta.
Tsch, está bueno y pica considerablemente, pero tampoco demasiado, ¿me entendéis no?
¡Ummmmmm!
¡Buen provecho!