La lasaña, de por si, es una creación atractiva. Siempre se empieza a comerla con mucha ilusión: damos por supuesto que estará terriblemente buena. Con las lasañas industriales, lamentablemente, eso no acostumbra a pasar. Por lo tanto, os animo a haceros una buena lasaña con productos de nuestra tierra, como lo son los fríjoles y la gamba roja de Palamós. Puedo entender que, de entrada, la combinación puede ser un poco sorprendente pero nada arriesgada. Os puedo garantizar que un fríjol fino de sabor mezclado con el sabor extraordinario de las gambas de Palamós es una maravillosa combinación, y todo, redondeado con una suave bechamel hecha con el concentrado de las cabezas de gamba... Si sois humanos, estoy seguro de que os gustará. Y si sois animales, también, vaya.
12 gambas rojas de Palamós
300 g fríjoles cocidos
5 tomates maduros
1 cebolla picada
medio puerro
1 cucharada de pimentón
20 placas de pasta de lasaña
500 g de salsa bechamel
queso para gratinar
aceite de oliva
sal
Variantes:
- También podéis utilizar otros tipos de fríjol
Preparamos todos los ingredientes.
Lavaremos un poco las gambas.
Como siempre, si las verduras son ecológicas y de temporada el plato saldrá mil veces mejor. Si sois de morro fino lo notaréis. Si no, pues no, claro está.
Como os comentaba, también podéis utilizar fríjol Michigan, Fesolet de Santa Pau, Riñón, Banyolí o de L'ull ros, todo ellos son de sabor suave.
El puerro, lo limpiaremos a conciencia, ya que a veces entre las hojas retienen arena.
Picamos la cebolla...
y la ponemos a sofreír con un chorro de aceite de oliva.
Mientras tanto, rayaremos los tomates...
a los que añadiremos una cucharada de pimentón.
Cortaremos también el puerro.
En una plancha, aparte, haremos las gambas con un poquito de sal.
Un chorro de aceite, que no falte.
Que estén cocidas, pero no las hagáis excesivamente, ya que después irán al horno un rato más.
Las reservamos. Cuando estén frías las pelaremos.
La cebolla va cogiendo color.
Ahora, añadimos el puerro...
y lo removemos un rato hasta que el puerro coja color.
Seguidamente, ya podremos añadir el tomate...
que removeremos un poco...
y salaremos.
Mientras tanto, podéis ir pelando las gambas.
Todos las cabezas y pieles los pasaremos en un colador sobre un cazo y...
con la ayuda de una mano de mortero extraeremos todo el caldito.
No parece demasiada cantidad pero es muy concentrado. Creedme que hay una gran diferencia entre aprovechar este caldito o no hacerlo, y más tratándose de gamba roja de Palamós.
Una vez hecho el sofrito, podemos mezclarlo con los fríjoles.
Tratadlos con cuidado para evitar que se deshagan demasiado.
Incorporad a la cazuela las gambas peladas que habremos cortado a trozos. También reservaremos una gamba pelada entera para decorar cada porción de lasaña.
Y lo removemos.
Hoy utilizaré placas de pasta de lasaña que no necesitan cocción.
Simplemente las tendréis que sumergir en agua tibia durante unos 10 minutos.
¡Qué colores! ¿Quién dice que la cocina es aburrida? ¡Mirad qué obra de arte!
Mezcladlo bien.
Y ya tenemos la salsa bechamel de gamba hecha.
Ahora, verteremos una tercera parte de esta salsa sobre el relleno.
Y lo removeremos.
En una cazuela individual colocaremos la primera placa de pasta de lasaña.
Poco a poco vais haciendo nuevas capas. Las podéis hacer de 4 o 5 capas.
Y finalmente, pondremos la bechamel por encima.
Que queden bien cubiertas.
Ahora se tienen que gratinar con queso.
En este caso he utilizado queso de parma.
Y una gamba pelada para acabar.
También podéis utilizar mezcla de cuatro quesos especial para gratinar.
Y la gambita, que no falte, claro está.
Preparad el horno a unos 190-200ºC y rociad la lasaña con un poco de aceite de oliva. Si queréis, también podéis poner unos dados de mantequilla .
Y las ponemos a gratinar durante unos 12 o 15 minutos.
Hasta que queden así de bonitas.
Y ya las podéis servir en la mesa. Servirlas con cazuela de barro os garantizará que el plato estará caliente de principio a fin. Ya sabéis que el barro mantiene el calor durante mucho tiempo.
¿La probamos?
Espero que os haya gustado, en mi casa... ¡les ha encantado!
¡Buen provecho!