Un plato de fiesta. La carne de la lubina es muy fina y sabrosa. Tiene muy poca grasa y muchas proteínas, además de potasio, fósforo, hierro y vitamina B. Y recordad que la vitamina B interviene en el sistema nervioso y en la generación de hormonas sexuales, así que... un buen vinito para acompañar... y quizás tendréis un "final feliz" je je.
Esta misma receta la podéis hacer con el pescado que más os guste, como por ejemplo, el rape.
1 lubina limpia y preparada para el horno
6/8 gambas rojas
8/10 almejas grandes (gallega)
4 tomates de colgar
4 patatas
1 limón
4 ajos
perejil
1 vaso de vino blanco
aceite de oliva virgen extra
pimentón dulce
sal y pimienta
Primero, prepararemos todos los ingredientes y limpiaremos todo el pescado. Seguidamente, en una bandeja para el horno, haremos una cama de patatas.
Las salpimentamos, una pizca de ajo y perejil por encima... y un poco de pimentón. También colocaremos los tomates abiertos por la mitad. Lo regaremos todo con un buen chorro de aceite de oliva y lo hornearemos a 180 grados durante unos 15-20 minutos.
A los 10 minutos de cocción en el horno, le añadiremos un chorro de vino blanco a las patatas.
Limpiaremos bien la lubina y le pondremos unos trozos de limón en cada corte. Por dentro también pondremos uno pizca de ajo y perejil picadito. Y lo salpimentamos, claro.
Lo volvemos a regar con aceite y lo horneamos a la misma temperatura durante 15-20 minutos más. A media cocción, le tiraremos un buen chorro de vino blanco.
Mientras tanto, en una sartén aparte, freiremos un poquito de ajo y haremos las gambas.
Las almejas las hemos tenido 24 horas en agua y sal, para extraer toda la arena que puedan tener.
¿Qué lenguas que tienen, eh?
La gallega, es la mejor almeja de todas, para mí. Son muy grandes y sabrosas... y nunca fallan.
En la misma sartén, haremos las almejas, que las hemos lavado previamente. Con el fuego bien fuerte, un chorro de aceite, sal, un chorro de vino blanco y las tapamos. Las dejaremos hacer hasta que estén abiertas sólo.
Mientras, vamos regando el pescado con el propio juguito que suelta.
Con amor y pasión, ¿eh?... si no lo hacéis así, no saldrá bien... jeje.
Ya las tenemos a punto, las almejas.
Incorporamos las almejas a nuestro plato.
... y el agua que han soltado, también... es muy importante... pues tiene mucho sabor a mar... si tenemos caldo de pescado... ahora sería el momento de añadirlo...
Incorporamos también las gambas.
La gamba hará que la salsa sea más roja... y tenga un sabor muy bueno. Dejadlo cocer hasta que esté dorada la piel del pescado.
Ya lo tenemos.
¡Ummmm!
Un plato bueno de verdad.
Como siempre, un vino blanco fresquito.
La blanca y sabrosa carne de este pescado combinada con las patatas que se deshacen... las gambas... y las almejas... ¡os dejará boquiabiertos!
... ¡ahh!... y mojad pan, ¿eh?... no me vengáis con tonterías... ¡sobre todo!... se tiene que mojar pan a los tomates... y a la salsa...
Y si no tenéis gambas ni almejas, podéis hacerlo igualmente... Sólo tenéis que obviar las gambas y almejas. En esta ocasión he abusado una pizca más del pimentón dulce para aportar una pizca más de color, ya que no hay gambas.
Aseguraos bien, durante la cocción, de ir tirando el juguito que deja por encima.
Qué buena pinta.
Y poca cosa más... emplatar...
... y a disfrutar...
... de una carne limpia, blanca, carnosa y sabrosa...
¡Buen Provecho!