Si eres un amante del pescado al horno, no puedes dejar de hacer esta receta. Como verás, su elaboración no oculta ningún misterio. Eso sí, la calidad del producto y el cariño que le pongas serán determinantes. Vaya, como pasa con todas las recetas. Es muy fácil decirlo, pero muy a menudo las cosas fallan por este lado. ¡Vamos!
- 2 lubinas limpias y abiertas
- 3 patatas medias cortadas en rodajas finas
- 1 boniato cortado en rodajas finas
- Unas guindillas picantes o cayenas
- 1 cabeza de ajos sin pelar
- 2 dientes de ajo pelados
- 1 cucharada de pimentón dulce
- 1/2 limón cortado en rodajas
- 1/2 vaso de vino blanco
- 1/3 vaso de vino rancio
- Aceite de oliva virgen extra
- Pimienta negra
- Un poco de orégano
- Perejil fresco
- Sal
Pela las patatas y el boniato. Córtalo en rodajas finas y lo vas colocando en una bandeja de horno untada con aceite. Echa sal, pimienta negra y pimentón. Un poco de aceite de oliva por encima y 6-8 ajos enteros. Si te gusta, unas cayenas picantes y un poco de orégano por encima.
Ahora, tiras el vino blanco.
Y el vino rancio. Y lo horneas unos 30 minutos, o hasta que la patata esté blanda.
Mientras tanto, limpia el pescado.
Puedes pedir a la pescaderia que te lo abran y te saquen la cabeza, es decir, preparado para hacer a "la espalda".
También puedes ir preparando una picada con tres ajos sin piel, aceite, sal y perejil fresco. Y lo reservas.
Vigila que no se queme lo que tienes al horno.
Una vez cocidas las patatas, remuévelas.
Pásalo todo a un lado de la bandeja.
En el otro lado, coloca la lubina. Echa un buen chorro de picada (o majado) de ajo y perejil por encima. Y lo salas ligeramente.
Ahora, pon las patatas y los boniatos sobre una de las partes de la lubina.
Y lo cubres con la otra parte, que queden dentro. No pasa nada si sobresalen por fuera. De hecho, es como tiene que quedar.
Un poco más de ajo y perejil por encima del pescado. Y sal.
Pon dos rodajas de limón encima de cada lubina.
Un poco de pimentón y cabe al horno, hasta que quede tostado.
En 10 minutos a unos 190-200 grados tendrás el pescado hecho y bien dorado.
Finalmente, sirve la lubina entera rellena, con una pizca más de ajo y perejil por encima en crudo, y unas escamas de sal.
Y a disfrutar.
En un momento dado, puedes servir la lubina ya limpia, sin espinas. Especialmente para los más pequeños de casa.
¡Buen provecho!