Hoy veremos como hacer unos macarrones tan altamente sabrosos como calóricos, todo sea dicho. Una receta tradicional muy agradecida de hacer. Podéis aprovechar para cocinar una cantidad mayor y congelar una parte para ser consumida más adelante, entre semana, al trabajo, etc. Si queréis hacer una versión con menos grasas, podéis cambiar la nata líquida por leche evaporada, la carne magra de cerdo por pollo y el queso utilizado para hacer el gratinado puede ser de régimen. En cualquier caso, y como todo en esta vida, todo se puede consumir con una cierta medida dentro de una dieta equilibrada y un estilo de vida saludable.
400 g de macarrones
125 g de queso rayado para la salsa
150 g de carne magra de cerdo
12 tomates maduros
3 cebollas
1 l de nata para cocinar
aceite de oliva
queso para gratinar
sal
Empezamos preparando todos los ingredientes.
Macarrones de toda la vida.
Queso rayado tipo parmesano.
El tomate se puede pelar y hacer a dados. Pero yo no lo pelaré ya que después lo trituraré todo con la batidora eléctrica.
Picamos bien la cebolla.
Y la carne magra de cerdo...
... que cortaremos a dados pequeños.
Ahora, en un cazo verteremos la nata líquida...
... y añadiremos el queso rayado.
Deshacedlo bien. A fuego lento, reducid la nata a la mitad, ¡y cuidado que al hervir puede rebosar!
Una vez hecha la salsa, podéis pasar esta salsa por la batidora para eliminar grumos. A mí no me ha hecho falta.
Reservamos la salsa y salamos y pimentamos la carne.
En una sartén bien caliente con un chorro de aceite doramos la carne magra.
Tiene que tener un bonito color. La reservamos.
En la misma sartén, y añadiendo más aceite si hace falta, sofreiremos la cebolla.
Poco a poco cogerá color.
En este punto ya podremos añadir el tomate que hemos hecho a dados. He incorporado una cucharada de pimentón dulce, que siempre me gusta.
Dejaremos hacer el sofrito unos 15 minutos a fuego bajo...
... y tapado.
Cuando hierva, haced los macarrones durante unos 11 minutos, apagáis el fuego y dejadlos en la cazuela un par de minutos más antes d escurrirlos. Tienen que quedar blanditos. No, no queremos la pasta al dente en este caso. Así es como se hace esta receta tradicional.
... y lo removeremos. El objetivo es hacer una especie de mermelada.
Toda el agua de los tomates se tiene que evaporar prácticamente.
Pasamos este sofrito a un recipiente.
... y lo trituramos con una batidora eléctrica. Lo reservamos.
Untad la bandeja con un poco de aceite. Haced una capa de macarrones.
Ahora vertid una capa de sofrito de tomate por encima.
Repartid unos trozos de carne por encima.
Recuperamos la salsa de nata y queso que tenemos hecha.
Y vertimos una capa de salsa por encima de los macarrones.
Más o menos, no os preocupéis si no queda todo cubierto.
Seguidamente repetimos la misma operación: una nueva capa de macarrones...
... más salsa de tomate...
... y más salsa de queso.
Y acabaremos cubriendo la parte superior con queso rayado. En este caso he preferido cambiar el tipo de queso y utilizar uno especial para gratinar.
Como podéis ver, me ha salido una bandeja grande para 4 personas y dos pequeñas para 1 o 2 dos personas, que congelaré.
Ponemos a gratinar los macarrones. No hay que decir que, con tantas calorías, es innecesario añadir unos dados de mantequilla, pero los podéis poner si queréis. Y que conste que no tengo ninguna obsesión con las calorías, ¿eh?
Ya lo tenemos.
¡Dice "cómeme"!.
Los serviremos bien calentitos en la mesa.
Espero que os gusten.
¡Buen provecho!