Hoy veremos como hacer uno de los postres más sencillos y conocidos del mundo de la repostería. ¿Quién no ha probado nunca un milhojas de nata? Una de las mejores combinaciones que encontraréis en las pastelerías son las elaboraciones hechas con hojaldre y nata montada, como el clásico roscón de nata. También la masa de cruasán, al ser una pasta hojaldrada, consigue el idilio perfecto con la nata.
Pocos ingredientes, poco trabajo y un gran resultado. Además, una vez hechas las milhojas, las podéis congelar sin problemas, lo que os permite hacerlas días antes o consumirlas días después. Más versatilidad en la cocina imposible.
A continuación veréis qué fácil es hacer las clásicas milhojas de nata en vuestra casa. ¿Os animáis?
1 plancha de hojaldre
500 ml de nata para montar (33% de grasa)
90-110 g de azúcar
azúcar glacé
Variantes:
Podéis decorarlas con frutos rojos y hojas de menta
Podéis hacerlas con trufa clara, crema o combinaciones con la nata
Podéis acompañarlas con crema de chocolate
Como os he dicho en otras ocasiones, el hojaldre tiene una complejidad importante en su elaboración. Por lo tanto, os recomiendo comprar una plancha de hojaldre ya estirada o incluso, sin estirar. Colocad la plancha de hojaldre sobre una bandeja de horno y papel tipo cuisson.
La forma de una milhoja no es definida. Las podéis hacer individuales o para compartir, cuadradas, rectangulares o redondas incluso. Yo os mostraré la que considero más habitual encontrar. Cortad la plancha longitudinalmente en tres partes iguales.
Ahora, cortad estas tres tiras por la mitad.
Otra opción a la hora de hacer milhojas será la presentación. Si queréis presentar la hoja conservando todo su volumen (tradicionalmente decorado con azúcar glacé) no pinchéis la masa. Si queréis que el hojaldre no crezca tanto para ofrecer una decoración diferente (después lo veréis) pinchad las porciones con un tenedor. Yo lo he hecho de las dos maneras y al final veréis el resultado.
Seguidamente tenéis que batir un huevo.
Y ahora pintad todas las porciones de hojaldre.
Hornead el hojaldre a 180 grados durante unos 12-15 minutos hasta que esté bien cocida y tenga un buen color dorado.
Vigilad de vez en cuando el crecimiento. Si las que no queréis que crecen lo hacen un poco (a pesar de pincharlas), las podéis hacer bajar dentro del horno con un cuchillo o paletina, pero siempre que la pasta esté todavía blanda y caliente. Una vez cocida la parte superior no toquéis más la pasta o se rompería.
Mientras se acaba de hacer la hoja ya podéis ir preparando la manga y los cornetes. Yo utilizaré uno liso y uno estrellado.
Preparad la manga. Aprovechad para poner la nata para montar unos 10 minutos en el congelador. Ya sabéis que cuanto más fría antes montará.
Y ya tenemos la pasta de hojaldre bien cocida.
Como podéis observar, he hecho placas con volúmenes diferentes. Ahora poned la hoja sobre un mármol, con el mismo papel, y dejad que se enfríe completamente.
Verted la nata para montar dentro de un recipiente.
Con una varilla (mejor eléctrica) empezáis a montarla.
Cuando empiece a tener una textura cremosa, será el momento de incorporar el azúcar.
Y ahora si, acabáis de montar la nata mezclando el azúcar. ¡No os paséis o haréis mantequilla! Es preferible dejar la nata ligeramente poco montada que demasiado montada.
Ahora, pasad la nata a la manga con una lengua.
Sobre una placa de hojaldre cocida (y completamente fría) aplicad la nata. En este caso, utilizaré el cornete estrellado.
Y ahora cubrid esta nata con una placa con volumen. ¡Ya tenemos una!
Haced lo mismo con el resto. Yo he utilizado el cornete liso para hacer las milhojas con frambuesas.
En este caso, como queremos decorar la parte superior, nos irá mejor una placa fina de hojaldre.
Y hacemos lo mismo, más nata.
Ahora, decoraréis este milhojas con frambuesas frescas.
Para acabar, y con la ayuda de un colador fino, tiráis por encima un poco de azúcar glacé.
Haced lo mismo con las milhojas anteriores, que no llevan frambuesas.
Y ahora ya sólo es cuestión de servirlo o mantenerlo en la nevera (o congelarlo). Tiene presencia en la mesa, ¡pero lo mejor de todo es que están muy buenos!
Y si los preferís así, pues así, ¡para gustos colores!
¡Buen provecho!