Hace muy poco vimos como hacer merengue, la versión más básica o también denominada merengue francés. Allí explicamos los diferentes tipos de merengue que hay y como se elaboran.
Ahora veremos como hacer unos agradables mini-merengues con granito de almendra a los que daremos una textura esponjosa con un punto de viscosidad mediante una semi-cocción. Un formato y una presentación más próximos a la repostería y que las hace más aptas para servir tanto para postres como a media tarde con el café. Ya sabéis que el merengue se puede consumir crudo, semi-crudo o cocido del todo.
4 claras
240 g de azúcar
vainilla
colorante alimentario (opcional)
Variantes:
Podéis utilizar azúcar en polvo
Podéis poner esencia de limón
Podéis sustituir las claras por albúmina en polvo
Podéis añadir esencias y colorantes al gusto
Podéis añadir una cucharada de harina de maíz
Si los huevos estaban en la nevera, los podéis sumergir en agua del grifo durante unos minutos. Es importante que las claras no estén demasiado frías. Verted las claras dentro del bol donde las montaréis. Procurad que no caiga nada de yema.
Empezamos a montar las claras sin azúcar y las empezamos a batir.
Cuando empiecen a oxigenarse y hacerse espuma incorporaremos el azúcar en forma de lluvia. También se puede incorporar una vez montadas las claras pero nunca al principio u os costará mucho que monten.
Seguiremos batiendo las claras, ahora a velocidad más alta.
Si queréis, y cómo se hace con el merengue americano (versión del francés), ahora añadiremos la cucharada pequeña de harina de maíz, que dará consistencia al merengue. La harina ayudará en el merengue a secarse dentro del horno y evitará que se funda el azúcar en exceso. Por lo tanto, si hacéis una cocción larga siempre es interesante añadir un poco.
Si queréis, también podéis añadir un poco de esencia de vainilla o de limón.
Con un tapón tendremos suficiente.
Las claras tienen que tener un aspecto de nata montada. Como dice todo el mundo, si las ponéis boca abajo encima de vuestra cabeza no tendrían que caer.
Llenamos la manguera pastelera con cornete estrellado y preparamos una bandeja de horno con papel tipo cuisson.
Utilizaré unos petit-fours de papel oscuro y así destacará más sobre el blanco del merengue.
Poco a poco los iremos escudilleando.
Finalmente echaremos una pizca de almendra en grano por encima.
Además también utilizaré un molde alargado más clásico para los merengues.
Los escudilleamos haciendo eses con la manguera y procurando darles volumen.
Como hoy no buscamos una cocción excesiva, los tendremos 10-12 minutos en unos 180º C, hasta que cojan color. Vigiladlos bien que se tuestan muy rápidamente y se os pueden quemar.
Con la cocción han cogido un color formidable.
Por fuera son duras pero por dentro están semi-crudos. Dejadlos enfriar dentro del horno con la puerta una pizca abierta para evitar que se inclinen en exceso.
Una vez fríos ya los podéis presentar en la mesa.
Si queréis, podéis tirar un poco de azúcar en polvo por encima.
¡Buen provecho!