Este es un pan muy típico en pastelerías, porque lo piden mucho para lunch o caterings. Está buenísimo con tomate, aceite y jamón ibérico o queso o chorizo... pero es que queda bien con absolutamente todo, incluso dulce, con chocolate. Un día que tengáis que invitar a alguien en casa podéis combinar un surtido de pasta salada y unos bocadillos de pan de Viena. También podéis hacer caprichos, que es un panecillo muy similar pero hecho con masa de pan suizo.
A veces (cómo veréis) los hago alargados, tipo Frankfurt, para los pepitos de lomo. Este pan, desde el punto de vista de un panadero, se podría llamar pan de leche... pero nunca lo confundáis con el brioche. Nosotros en la pastelería lo vendíamos como Pan de Viena y es así como os lo presento. No dudéis en hacerlo.
1kg de harina fuerza (la podéis encontrar en cualquier gran superficie)
50 g de azúcar
33 g de sal
100 g de mantequilla (contra más buena sea mejor)
50 g de levadura (prensada, en el horno os la venderán)
500 ml de leche
Preparamos todos los ingredientes para hacer la masa. Primero tenemos que mezclar la harina con la sal y la mantequilla. A continuación, añadir la levadura integrada con la leche y el azúcar.
Que trabaje unos 20 minutos.
Tenemos que conseguir una masa elástica.
Haremos una bola y la dejaremos dentro de un bol.
Lo taparemos con un trapo húmedo (con agua caliente)... durante un par de horas, hasta que tenga el doble de volumen.
Pasadas dos horas ya la tendremos fermentada. .
Volvemos a amasar la masa.
Haced una bola.
Intentad presionar por los lados con la mano, ejerciendo presión.
Después de reposar 10 minutos, haced bolas de unos 50 g y redondeadlas haciendo presión (amasándolas).
Es un juego de muñeca... así que tendréis que practicar un rato hasta que os salgan bien redondas y prensadas.
Las iremos colocando en una bandeja para horno... y las dejaremos fermentar una horita más.
Cuando estén bien subidos... los tendremos que marcar.
En la pastelería utilizábamos un marcador de pan de Viena, que tienen en todas las pastelerías... pero a día de hoy todavía no he encontrado ninguno que me guste a nivel doméstico. Total, que lo hago a mano.
Os tiene que quedar una cruz, más o menos profunda.
Tirad un poco de harina por encima y preparad el horno a 220 grados.
Por cierto, podéis hacer pan de diferentes medidas... incluso barritas.
Ya lo tenemos todo a punto por hornear. Vigilad, que cogen color muy rápidamente. En 5 o 7 minutos estarán cocidos.
Al no tener el marcador de pan que hace más presión en el centro del corte... el dibujo o corte del panecillo no quedará demasiado definido, pero no importa.
En cualquier caso están igual de buenos.
Estos panecillos les encantan a los peques!
¡Buen provecho!