No había probado nunca el panoli, sinceramente, y ahora, después de probarlos, ¡os puedo garantizar que los panolis están muy buenos! Tienen un sabor similar a las rosquillas de vino de Navidad. El panoli es una de aquellas galletas que no puedes dejar de comer, te comes una y te comerías dos. Si las tienes cerca no dejas de picar, de verdad os lo digo, ¿eh?
Todo un peligro, ¡así que id con cuidado! Y cuidado también con manipularlas en exceso, ya que tienen una textura muy quebradiza. Se hacen en un momento y desde aquí os recomiendo que probéis los panolis.
1/2 l de aceite de oliva
200 g de azúcar
Matalahúga en grano
1/2 kg de harina
Variantes:
Podéis añadir a la masa un poco de vino dulce
Preparamos todos los ingredientes.
En un cuenco verteremos el aceite.
A continuación el azúcar.
Y la Matalahúga. Yo he puesto unos 25 g. Tened en cuenta que estoy haciendo la mitad de las cantidades propuestas en la receta.
Ahora pondremos un poco de vino dulce.
Aproximadamente un vaso de chupito.
Ahora ponemos la harina poco a poco.
Lo iremos integrando con un batidor.
Tenéis que conseguir una masa que se pueda llegar a trabajar con las manos y hacer bolas.
Tiene que tener el tacto de una pasta brisa, aproximadamente, pero más grasienta.
Haced bolas de unos 100g aproximadamente.
Ahora, aplastádlas primero, estiradlas con los dedos y haced panolis de unos 12 cm de diámetro y 1,5 cm de grosor aproximadamente.
Finalmente, con una pellizcada, hacéis una pequeña montañita en medio.
Ponedlas en una bandeja de horno sobre un papel tipo cuisson.
Tirad un poco de azúcar por encima y cocedlos poco a poco a 120 grados hasta que cojan color.
Tienen que tener este bonito color dorado.
Dejad que los panolis se enfríen completamente antes de manipularlos.
Tened en cuenta que son muy muy quebradizos.
¿Vemos a uno por dentro?
Ya veis que el panoli original es una galleta grande. Si os gusta más, la podéis hacer más pequeña.
El proceso es idéntico pero haciendo las galletas en miniatura.
Azúcar y horno.
Y ya tenemos los mini-panolis cocidos.
¡Buen provecho!