Os de confesar que hasta ahora no había probado nunca el papperdelle. Es una pasta interesante, me ha gustado. Como veréis, para esta receta, no utilizo ningún ingrediente de temporada, por lo tanto, la podéis hacer en cualquier época del año. Cabe decir que, en temporada, podéis sustituir las setas secas por setas frescas.
La salsa romesco, en general, tiene un punto dulce que le va muy bien al calçot, pero puede resultar excesivo para la pasta. Por este motivo, previamente, he hecho un sofrito de cebolla y ajos tiernos que he triturado con un poco de agua de hidratar las setas. Una correcta mezcla de estas dos salsas os proporcionará una salsa resultante más idónea para esta pasta. En cualquier caso, ya sabéis que eso es cuestión de gustos y podéis poner directamente la salsa de romesco en el plato, lo que simplificará también el proceso de elaboración. Pero más allá de la salsa, el montaje final del plato es bien fácil. No tardaréis más de 15 minutos al hervir la pasta y servir en mesa un plato de alta cocina, de aquellos buenos de verdad, con el que seguro que quedarás bien con tus invitados.
400 g de pasta pappardelle
12 gambas peladas grandes
1 cebolla picada
3 o 4 ajos tiernos picadillos
300 g salsa romesco
30 g trompetas amarillas secas
queso parmesano en polvo
pimienta negra
agua
aceite de oliva virgen extra
sal
Variantes:
- Podéis utilizar otros tipos de setas y marisco
- Podéis omitir el sofrito de cebolla y ajos tiernos
- Se puede añadir un poco de caldo de verde
Aquí tenéis los pappardelle.
Yo he cogido tres bolas de estas por persona. De momento, los reserváis, que los haremos al final. l romesco lo podéis hacer previamente o comprarlo hecho, que hay de bien buenos.
Poned a hidratar las setas en un cuenco con agua.
Aseguraos de que quedan bien sumergidas.
Os tienen que quedar las gambas limpias. Las pieles y las cabezas no las utilizaremos hoy. Lo podéis guardar al congelador para hacer un caldo de pescado más adelante.
Reservad las gambas en la nevera hasta el final.
Ahora preparad los ingredientes para hacer la salsa de este plato.
El romesco lo podéis hacer previamente o lo podéis comprar hecho.
Picad la cebolla.
Sofreíd el ajo tierno con un chorro de aceite de oliva.
Enseguida, añadid la cebolla.
Dejad que todo coja un bonito color dorado.
Pasadlo en un cuenco para triturar.
Añadid al tarro una pizca del jugo de hidratar las setas.
Una puntita de sal...
Y todo bien triturado.
Pasad esta salsa a un cazo.
Añadidle el romesco.
Y lo mezcláis.
Seguidamente, añadid uno pizca del agua de hidratar las setas, pero no toda, sólo para licuar un poco la salsa y darle sabor a seta.
Añadid también un chorro de leche, que ayudará a ligarlo todo y le dará cremosidad.
Un poco de sal y lo ponéis a hervir.
Dejadlo hervir un par de minutos, que reduzca una pizca. Removedlo constantemente, ya que se puede quemar con facilidad. Probadlo y rectificad de sal. Si el ajo tierno es demasiado fuerte, podéis poner una pizca de azúcar para rebajar la amargura. Tiene que tener un sabor bastante intenso, que quedará compensado con la pasta. Reservad la salsa.
Mientras tanto, saltearemos las setas (ya coladas) y las gambas.
Poned las setas en una sartén con un chorro de aceite y un poco de sal.
Seguidamente, salad las gambas.
Y pimentadlas.
Añadidle las gambas al setas.
Dejad un rato hasta que las setas empiecen a pegarse un poco. Removedlo bien.
Ahora, la mayoría de estas setas las podéis añadir a la salsa. El resto, lo reservaremos para decorar el plato.
Pasad las setas a la salsa.
Muy bien, ya queda poco.
Cuando el agua hierva, echad la pasta.
Estos pappardelle están hechos en 6 minutos.
¡Genial, ya acabamos!
Escurrid la pasta. No tiréis agua fría nunca. Tenéis que procurar hacer la pasta justo al momento de servirla.
Por último, poned la pasta dentro de la salsa caliente.
Dadle un par de vueltas y ya podéis emplatar.
Una buena cantidad de pasta con salsa...
Y seguidamente decorad con setas y gambas.
Servid la pasta con un poco de queso parmesano.
Podéis rematar la presentación con queso también.
¡Y a comer que está caliente!
¡Un plato bueno de verdad!
¡Buen provecho!