De nuevo, os traemos un plato de pasta saludable, aprovechando que estamos en temporada de espinacas frescas. De pequeño no podía ni ver las espinacas, no había manera de que me las comiera. Me daban asquito, lo veía como comida propia de los "papas". Hasta que tuve 10 años y vi la luz. Un día, y viendo cómo mi padre disfrutaba tanto con su tortilla de espinacas, decidí dar el paso y probarlos. Si tanto le gustaba aquella tortilla a mi padre... alguna cosa tenía que tener. Desde entonces, me encantan. Y es que el paladar de los niños/jóvenes también evoluciona con el paso del tiempo. No dejéis de repetir los intentos de darle comidas o productos que anteriormente no les han gustado. Un día, sin más, puede cambiar la cosa. Seguro que os ha pasado. ¿A que si?
350-400 g de pasta
1 manojo de espinacas frescas
300 g de gambas peladas
un puñado de piñones
3 dientes de ajo
aceite de oliva virgen extra
migajas de queso Parmigiano Riggiano
sal
Variantes:
Si queréis salsa, podéis añadir un poco de nata para cocinar o leche evaporada
Podéis utilizar cualquier tipo de pasta, siguiendo la cocción que marque al fabricante
Podéis añadir un poco de guindilla picante al gusto
Os hará falta un manojo fresco de espinacas.
Un buen puñado de gambas peladas. Las podéis pelar vosotros o comprarlas ya peladas.
Para este plato, yo he utilizado este Fettuccine, o también denominados cintas o nidos.
Lo que tenéis que hacer primero es lavar muy bien las espinacas. Ya sabéis que siempre tienen arena. Cortadles la parte inferior donde están los troncos. Nos interesan más las hojas.
Sumergidlas en agua y lavadlas a conciencia. Si hace falta hacedles dos o tres lavados, hasta que no quede nada de arena.
Una vez estén limpias las espinacas, las tenéis que escurrir.
Ahora, cortadlas a trozos, para no trabajar con toda la hoja, aunque ya veréis que después reducen mucho. Descartad las ramas más grandes y aprovechad todas las hojas.
A mí me gusta darle un punto picante, así que pondré media guindilla que he picado bien.
En una sartén con un buen chorro de aceite de oliva, dorad los dientes de ajo laminados. Vigilad no se tuesten demasiado o se volverán amargos.
Añadid la guindilla.
Seguidamente, echad las gambas y saladlas. Podéis tirar pimienta negra también.
Dejad que las gambas se hagan por ambos lados.
Entonces, retiradlo todo menos el aceite y reservadlo.
En este aceite, saltead las espinacas.
Añadimos la sal.
Añadid también unos cuantos piñones.
Dadle unas vueltas y dejad que se absorba toda el agua que sueltan. Entonces, salteadlos un par de minutos más removiendo. Una vez salteado, apagad el fuego y preparad la pasta. O también lo podéis coordinar para tener la pasta a punto en este paso.
En paralelo, haced la pasta. Poned abundante agua con sal a hervir, con un par de hojas de laurel y cuando arranque el hervor, tirad la pasta.
Estas cintas necesitan unos 8-10 minutos de cocción.
Volvéis a calentar las espinacas y añadid las gambas.
Dejad que se mezclen bien los sabores removiendo un minutito más.
Por fin, una vez escurrida, añadid la pasta.
Y con cuidado de no estropear en exceso la pasta, removedlo todo junto y repartid bien las espinacas.
Servidlo bien caliente, con unas migajas de queso de Parma por encima y buen chorro de aceite de oliva virgen extra en crudo. ¡Y a disfrutar!
¡Buen provecho!