Hoy os presento un pastel de calabaza que gusta a grandes y pequeños. Como veréis en el proceso de elaboración, podemos servir esta crema dulce de calabaza en modo Pastel o en modo Cazoleta de barro, muy interesante también.
La decoración, como siempre, la dejo a gusto del consumidor. Yo he rematado cada porción con unas bolitas de mazapán blanco y una hoja de menta, pero a este pastel le va muy bien la nata montada y, por lo tanto, recomiendo mucho este acompañamiento. Por cierto, tiene sabor a calabaza, sí... pero es muy ligero y suave. Y es que en el fondo no deja de ser una especie de quiche dulce. Espero que os guste.
500 g calabaza
2 huevos
400 ml leche evaporada
una pizca de jengibre
una pizca de canela en polvo
una pizca de nuez moscada
pasta brisa
130 g azúcar blanco o moreno
Para decorar:
gelatina de manzana
mazapán blanco
hojas de menta fresca
Variantes:
Podéis servir este pastel con un poco de nata montada
Podéis utilizar la misma crema para servirla de forma individual en cazoletas de barro
Preparamos todos los ingredientes.
Podéis utilizar cualquier tipo de calabaza.
La leche evaporada es leche normal a la que se le ha eliminado hasta un 60% de agua. No acaba de tener la textura de una leche condensada (aunque muchas veces también incorpora azúcar) y funciona muy bien en salsas y elaboraciones como esta. Su conservación también es más larga que la de la leche normal.
De especias utilizaremos la nuez moscada, muy aromática, el jengibre con un punto picante y la canela... que todos conocéis.
Empezamos por pelar bien la calabaza.
Cuidado no os hagáis daño, ¿eh?
Cortadla en trozos grandes.
Ahora tenemos que cocer la calabaza. La podéis cocer al horno, tapada con papel de aluminio, pero también la podéis hervir como he hecho yo.
En 15-20 minutos la tendréis blanda.
Ahora prepararemos un molde de perfil bajo.
Más adelante volveremos a hablar, pero os recomiendo y mucho que pongáis papel cuisson entre la pasta brisa y el molde. Es un pastel que se engancha con mucha facilidad.
Perfecto.
Ahora coceremos esta pasta a 180-190 grados durante unos 15 minutos.
Una vez cocida la reservamos fuera del horno.
La calabaza ya la tenemos bien blandita. La tenemos que escurrir bien el agua.
Vertedla dentro de un bol... y aplastadla con un tenedor. Dejadla enfriar unos minutos.
Añadimos los huevos...
... la leche evaporada...
... una pizca de nuez moscada...
... media cucharadita de café de jengibre...
... y la canela en polvo...
... una cucharadita de café.
El azúcar blanco o moreno.
Ahora le pasamos la batidora eléctrica.
Tiene que quedar muy fina la mezcla.
La echaremos dentro del molde.
Mucho cuidado al transportarlo, ya que si cae mezcla por detrás de la pasta brisa después se enganchará. Casi os recomendaría echar el relleno con el molde dentro del horno, para no tocarlo demasiado. Lo tenemos que cocer durante 30 minutos a unos 180 grados.
Si os sobra un poco... podéis hacer unas cazoletas individuales con esta crema.
Pasados los 30 minutos... nuestro pastel ya está bien cocido.
Y las cazoletas individuales también.
Tienen buena pinta, ¿no?
Lo dejamos enfriar un poco. Lo desmoldáis y lo servís en cartón y blonda.
A la hora de presentar las cazoletas en la mesa... podéis tirar un poco de azúcar glas por encima.
Y ya tenemos un buen postre acabado.
Ummm... recuerda un poco a la quesadilla de Cantabria... ¿un poco, eh?
Y aquí podéis ver cómo la pasta se ha enganchado al molde... y me ha costado sacar. Y es que en muchos blogs podéis ver la foto final con el resultado de una receta... pero no se ve que también pasan estas cosas. Yo os explico que a mí también me pasan... y, si puedo, os daré algún consejo.
Si un pastel no sale del molde podéis intentar un par de cosas:
- podéis calentar ligeramente el molde por la parte inferior, al fuego directamente. A veces el calor ayuda.
- y en vez de destrozarlo todo, siempre podéis cortar el pastel a porciones
Es mejor presentar un pastel cortado a porciones... que un pastel roto. Es lo que he hecho. Primero sacáis la porción que salga con más facilidad, para evitar romper nada. A partir de aquí, y gracias al espacio obtenido al sacar la primera porción, os será más fácil ir sacando el resto de porciones. ¿O es que quizás os pensabais que yo no tenía problemas en la cocina? Lo he pintado con un poco de gelatina de manzana para dar brillo.
En cualquier caso, el pastel está muy bueno y es toda una delicatessen.
Como tenía mazapán hecho, he optado por decorar cada porción con tres bolitas de mazapán blanco y una hoja de menta fresca.
Y aquí lo tenéis.
A mi mujer le ha gustado mucho y, de nuevo, este es uno de aquellos pasteles que (a saber por qué) apasiona a las mujeres. Y este no es ningún comentario machista, ¿eh?... solamente es una apreciación realista.
Espero que os guste.
Y un buen cava bien fresquito que no falte, ¿eh?