El gremio de pastelerías nos propone un pastel en forma de corazón, pero no existe ninguna receta en particular. No hay un "Corazón de San Valentín" claramente definido. Es cierto que la versión del Corazón con hojaldre relleno de nata está bastante extendida (por su sencilla elaboración), pero yo recuerdo que en la pastelería hacíamos todo tipo de pasteles: de trufa con yema quemada, de massini, de sara, de fondant, de capas de praliné y sobre todo sobre todo de hojaldre relleno de nata. Yo pienso que cualquier pastel con forma de corazón es válido para celebrar esta festividad... y si hay escrito un te amo... mucho mejor.
Necesitaréis visitar las recetes del bizcocho y el almíbar previamente.
1 bizcocho
1 bote de mermelada de fresa o frambuesas
almíbar (azúcar baño)
brandy
gelatina de manzana
colorante alimentario rojo
cobertura de chocolate negro para decorar
azúcar glacé
Tened en cuenta que esta receta es larga. Primero haremos el bizcocho. Lo podemos hacer el mismo día por la mañana o el día antes (mejor).
Y lo repartimos bien. Yo lo he hecho cuadrado, pero se puede hacer redondo perfectamente. Pensad que después le daremos forma de corazón.
Ha quedado genial.
El emulsionante nos aportará esta extra de esponjosidad que tanto cuesta encontrar con un bizcocho tradicional, montando claras y yemas por separado.
Ahora es cuestión de recortar un corazón. Si no lo tenéis muy claro, siempre podéis recortar una hoja y colocarlo encima. En cualquier caso, primero dibujad con la punta del cuchillo y, cuando lo tengáis claro, cortad.
Se tiene que serrar y bien, si intentáis cortarlo lo destrozaréis.
Si lo habéis hecho bé,lo veréis con la miga, una vez cortado, que no se desmenuza tanto.
Perfecto.
La puntita del corazón es importante conservarla.
Ahora, tendremos que recortar la parte oscura del bizcocho, por estética...
Muy bien. Ya tenemos hecho el corazón de bizcocho. Para qur no se seque demasiado lo podéis tapar con un trapo mientras preparamos el resto de ingredientes.
Ahora pondremos a calentar la gelatina de manzana...
... en un cuenco... con media cucharadita pequeña de colorante rojo alimentario. Lo dejaremos hasta que hierva.
Ahora, la dejaremos enfriar un rato (no demasiado) para qué no esté tan caliente y poder bañar el bizcocho. Removedla de vez en cuando para evitar que se solidifique de nuevo.
Ahora prepararemos nuestro "azúcar baño" con un 75% de almíbar y un 25% de brandy.
Con esto ya podremos bañar el pastel.
Como relleno, utilizaré una mermelada de frambuesa...
Bañamos, pues, la primera capa del pastel, reservando la capa superior. Que quede bien bañado. Recordad que si tienen que comer los niños también, tendréis que reservar una parte que no tenga alcohol, y que podréis bañar con almíbar solo o con un poco de leche.
Pondremos una capa generosa de mermelada de fresa.
Extendedla bien.
La paletina es la mejor herramienta para hacer pasteles. Buscad una que no sea demasiado larga pero que sea bien flexible.
Ahora colocaremos la capa superior y lo asentaremos con la palma de la mano.
Después de bañar la parte superior, y colocando una bandeja debajo, bañaremos nuestro pastel con gelatina.
Normalmente, en el bizcocho se le aplicaría una capa de yema pastelera, mantequilla, trufa, nata, etc... pero como os he comentado busco un aspecto y una textura de órgano vivo.
Así me encanta cómo queda.
No os preocupéis por las imperfecciones. Todos los pasteles tienen y es donde, un buen profesional, se tiene que aplicar para hacer que no se vean.
Ahora lo podéis dejar en la nevera un rato, que nos dedicaremos una horita a tratar el chocolate.
Como en otras ocasiones, utilizo cobertura VALOR.
Romperemos unas porciones de cobertura negra...
... y lo pondremos a calentar al baño María, con el fuego bien bajo. De vez en cuando, lo removéis.
Mientras, vais a buscar unas hojas en blanco, "celo" y un cuchillo.
Haced un cornete con una hoja en blanco. Lo podéis aguantar con el "celo". Este es un tema que un día trataremos por qué entiendo que no a todo el mundo le sale bien un cornete. También podéis utilizar mini-mangas pasteleras con "cornetes" de plástico. La idea es tener un hilillo de chocolate bien delgado con el que poder escribir.
Así es perfecto. ¡Ah !!, recordáis que el chocolate se tiene que templar un poco. Que no esté caliente caliente. La mejor manera de ver si está al punto es probarla con el labio inferior, que es la parte más sensible al calor que tenemos. Más adelante os hablaré de cómo tratar adecuadamente el chocolate.
Podéis practicar un poco si queréis... jeje.
Yo he escrito un par de "Te quiero", por si se me rompe uno.
Es importante hacer una tira que sujete todas las letras y estas terminaciones en pincho, para poder después clavarlo en el pastel.
Ahora podéis hacer unos garabatos de chocolate y enrollar el papel.
Con una cuchara mismo, derramaremos un poco de chocolate en una hoja. Que no tenga mucho grosor.
Y hacemos lo mismo.
Se tiene que poder aguantar derecho.
Podéis hacer las formas y figuras que más os gusten.
No tiene que quedar perfecto, todo lo contrario.
Una vez frío, y con mucho cuidado, cortaremos el celo y abriremos las hojas...
... veréis como os quedarán formas muy curiosas y simpáticas con las que decorar nuestro pastel.
Ya podemos sacar el pastel de la nevera que lo decoraremos.
Aparte, también he hecho unos cuadrados de chocolate....
... que incrustaré en los laterales. ¡Se me ha ocurrido en el mismo momento!... estas cosas se tienen que hacer así, dejando volar la imaginación...
Finalmente, he incorporado algunos trozos de chocolate... hemos clavado el "Te quiero" y poca cosa más.
¿Está chulo, eh?
Finalmente, podéis incorporar una pizca de azúcar glacé.
La gelatina lo absorberá fácilmente y el rojo volverá a quedar rojo pero el chocolate lo mantendrá... dejando un paisaje nevado.
¡Tan ta ta txan!... aquí tenéis uno (de tantos) Corazón de San Valentín para el día de los enamorados.
El "te quiero" se tiene que ver bien.
Y por dentro, ¿qué tal?... delicioso. A mí es que me encanta esta combinación de fresa/frambuesas, con el baño de brandy, la gelatina y el chocolate... ¡y os recuerdo que no soy de dulces yo!
Disfrutadlo con la intimidad (con el permiso de las niños) de vuestra pareja.
Quizás, después de este postre... os lo agradecen de alguna "manera", ¿no?... nunca se sabe.
Y recordad... que no falte un "Te quiero".
¡Buen provecho!