No me escapo nunca de hacer pasteles para los cumpleaños de mis hijos. ¡Ni quiero, claro está! De hecho, creo que es muy bonito hacer un pastel para tu hijo (salga como te salga) y que él mismo pueda colaborar un poco. ¡Les hace muchísima ilusión, ya lo sabéis! Y cuando llega el gran momento, cuando le entregas el pastel con las velas encendidas, la música sonando y todo el mundo aplaudiendo, la mirada de tu hijo o hija lo dice todo, y entonces te das cuenta de que aquello no tiene precio y es de las cosas más bonitas que podemos vivir los padres en esta vida llena de problemas. Siempre vale la pena hacer el esfuerzo.Y ellos, aunque no lo parezca, tienen muy en cuenta que los has hecho tú. Más de lo que nos pensamos. Qué bonito!.
1 bizcocho (con 40g de cacao en polvo)
500 ml de trufa clara para montar
75-80 g de azúcar para la trufa
200 ml de nata para montar
35-40 g de azúcar para la nata
fideos de chocolate
azúcar baño (80% almíbar + 20% coñac)
VARIANTES:
Podéis hacer el mismo pastel al revés (pastel de nata relleno de trufa)
Podéis utilizar almendra crocante en lugar de los fideos de chocolate
Recordad que en la receta del bizcocho sólo le tendréis que añadir unos 35-40g de cacao en polvo para que os quede más oscuro de color.
Una vez cocido, dejadlo enfriar completamente. Lo podéis hacer el día anterior y conservar en la nevera tapado con una trapo limpio.
A continuación, yo siempre recomiendo recortar el bizcocho. De esta manera, la nata, crema, trufa o lo que sea se agarrará mucho mejor. Con los recortes podéis hacer un púdin, por ejemplo.
Cortad el pastel en dos mitades horizontales y bañad con azúcar baño la capa inferior. Sed generosos.
Mientras tanto, ya podéis poner la nata a montar. Cuando le falte poco, añadid el azúcar.
Una vez montada, reservadla en otro recipiente.
Allí donde habéis montado la nata, sin tener que limpiarlo, podréis montar también la trufa clara.
Al revés no se podría hacer, ya que mancharíamos la nata. ¿Entendéis, verdad? Añadid el azúcar a medio montar.
Llenad una manga pastelera con nata.
Rellenad la primera capa del pastel con nata.
Con la paletina podéis alisarlo un poco. Procurad que no sobresalga mucho.
A continuación, cubridlo con la parte superior del bizcocho y asentadlo un poco.
Volved a pintarlo con azúcar baño, sin miedo.
La trufa ya la tendréis a punto.
Ahora, cubrid todo el pastel con una generosa capa de trufa clara montada. Los laterales también.
Recordad que es interesante colocar una tapa de plástico duro o hierro debajo del pastel. De esta manera, y con la ayuda de la paletina, lo podréis sostener con una mano mientras le aplicáis los fideos de chocolate con la otra.
Despacito y buena letra.
Como veis, yo utilizo la parte inferior de un molde metálico para trabajar el pastel, la tapa inferior, vaya. Es muy útil para alisar correctamente los laterales y aplicar los fideos o el crocante.
A continuación, y con la paletina, sacáis la tapa y colocáis el pastel sobre un cartón con blonda.
Yo he combinado la nata con la trufa con cornetes diferentes, estrellado y liso.
Y ya lo podéis reservar al congelador hasta una hora antes de ser consumido.
Muy bien.
¡El pastel!
Y bien bueno que está, jeje. ¡Buen provecho!