Con anterioridad vimos cómo hacer un pastel de la Diada de Cataluña relleno con mermelada de melocotón. Hoy os presento una variante de aquel mismo pastel más similar al clásico "Massini" con un relleno de nata montada y trufa clara. Como todos los pasteles con una cierta complejidad de elaboración, os recomiendo preparar todos los ingredientes (bizcocho, yema pastelera, azúcar baño, trufa clara, etc.) uno o dos días antes. Este, en concreto, lo podéis hacer casi al 90% unos cuantos días antes, ya que lo conservaremos dentro del congelador y sin las cuatro barras, que pueden llegar a desteñir.
Por lo tanto, las cuatro barras las pondremos (prácticamente) al momento de servirlo en la mesa. Por cierto, si queréis lo podéis presentar con cuatro barras o con una estelada... no cuesta mucho hacerla. No os perdáis la receta del Pastel de la Diada de Cataluña con mermelada. Espero que os guste.
bizcocho
azúcar baño (70% almíbar + 30% brandy)
nata montada (400 g + 60 g de azúcar)
trufa clara (400 g + 30 g de cobertura chocolate negra + 60 g de azúcar)
yema pastelera
gelatina de manzana
colorante rojo
Empezaremos preparando la gelatina roja para hacer las cuatro barras.
Utilizaré un colorante alimentario.
Como veis, con una cucharadita tenemos bastante.
Pero tendremos que hacer arrancar el hervor en la gelatina.
Ahora vertedla en una bandeja de plástico duro o sobre un papel cuisson.
Procurad que quede un grosor aceptable.
Ahora es cuestión de dejarla enfriar.
Una vez fría, la podéis guardar en la nevera, pero tapadla con papel filme para evitar que coja olores. Podéis aprovechar para preparar el almíbar del azúcar baño, la yema pastelera y la trufa clara que también se tienen que enfriar (ved las recetas previamente). Os recomiendo que lo hagáis todo el día antes.
Os recomiendo la lectura previa de la receta del bizcocho. Lo mezclamos todo.
A pesar de querer hacer un pastel con forma heráldica... utilizaré este molde de silicona redondo.
Vertemos la masa...
Y lo dejaremos cocer entre 35-40 minutos, hasta que esté cocido. Pinchadlo con una varilla para comprobar que está cocido de dentro.
Cuando ya esté un poco frío, lo desmoldamos y lo dejaremos que se enfríe completamente. Yo os recomiendo hacerlo el día anterior y guardarlo a la nevera envuelto en un trapo limpio.
Ahora con un cuchillo de sierra (de los del pan), le daremos forma de escudo a nuestro pastel.
Más o menos.
Ahora en un cuenco montaremos la trufa clara con los 60 g de azúcar.
Hasta que monte.
Hacemos lo mismo con la nata.
Podemos llenar las mangas con un cornete redondo o estrellado y guardarlas en la nevera.
Vamos a hacer el pastel pues. Abrid por la mitad el bizcocho y bañad la parte inferior con el azúcar baño (mezcla de almíbar y brandy al 30%).
Seguidamente, aplicad una capa de nata montada. No pasa nada si no queda demasiado bien.
Con una paletina esparcidla bien y procurad que la capa quede lisa.
Encima de la nata aplicaremos una capa de trufa clara montada...
Y hacemos lo mismo: lo alisamos. No os preocupéis si no queda demasiado bonito. Más adelante veréis porque.
Encima, colocamos la capa superior del bizcocho y hacemos una ligera presión para asentarla. Os saldrá un poco de nata y/o trufa, pero no pasa nada. Lo repasáis.
Ahora, aplicaremos una capa de yema pastelera por encima.
Procurad tapar todas aquellas imperfecciones de la parte superior.
Las capas son visibles, pero más lo serán cuando, una vez congelado, repelemos las esquinas.
Ya va cogiendo forma.
Tenemos la gelatina de manzana al punto: deshecha pero no muy caliente.
Aplicaremos una capa de gelatina de manzana para dar brillo al pastel, aunque las cuatro barras ya le darán una buena presencia.
Los laterales no se tienen que pintar con gelatina, sólo la parte de la yema. Inmediatamente, poned el pastel a congelar.
Una vez congelado, lo podréis sacar y cortarle las esquinas.
Repasaremos todas las esquinas con la idea de dejarlo bien presentable.
Lo colocamos sobre cartón y blonda también.
¿Verdad que queda bonito así?
La última vez lo decoré con la bandera de Cataluña tradicional, pero en esta ocasión he querido hacerlo un poco diferente y he representado una estelada.
Y lo decoramos con mucho cuidado de no remover demasiado la gelatina.
¿Qué tal?
Ya tenemos el Pastel de la Diada con nata y trufa acabado.
Lo podemos servir en la mesa directamente.
Con un poco de cava catalán bien fresquito, claro está.
Poco a poco se irá descongelando y la yema quedará suave y cremosa... como la nata y la trufa.
Una vez hecho lo podéis volver a congelar.
¿Lo queréis ver por dentro?
A mí me gusta que esté blando pero la nata congelada... aunque eso va a gustos.
En cualquier caso, al cortarlo y servirlo, enseguida se descongelarán la gelatina, la yema y el bizcocho. Al relleno le costará un poco más.
¡Buen provecho y visca Cataluña!