Hacía tiempo que tenía ganas de hacer un pastel de manzana... de aquellos que te sirven con una bola de helado, con un poco de nata... chocolate o lo que más nos guste. No estoy hablando de la conocida Tatín ni del no tan conocido Puding de manzana, sino de un pastel de crema con manzana. Es fácil de hacer, solo tendréis que preparar una crema pastelera previamente... y el resto está chupado. Es un pastel de aquellos de "media tarde" que digo yo... pero no dura más de dos "medias tardes", tampoco. Está muy bueno. Claro está, nada que ver con la versión industrial.
1 kg de crema pastelera
1 plancha/hoja de pasta brisa (quebrada)
3 manzanas Golden
gelatina de manzana de pastelería para pintar
1 sorbo de vino dulce Pedro Ximénez
1 huevo batido
azúcar
Primero de todo prepararemos nuestra crema pastelera.
Como siempre, mezclamos los ingredientes debidamente...
... y la dejamos cocer hasta que la pala de madera se aguante sola. Dejar enfriar.
Os recomiendo la lectura de la receta crema pastelera.
Utilizaremos un molde metálico redondo y bastante plano, pero si tenéis silicona, mejor.
Cubriremos el molde con una capa de pasta brisa/quebrada. La podéis hacer vosotros o comprarla en cualquier supermercado, que ahora venden todo tipo de masas preparadas.
Recortamos la masa sobrante.
Ahora prepararemos el relleno de este pastel...
... añadiendo una copita de Pedro Ximénez a nuestra crema pastelera (ya fría).
Mezcladla bien con un batidor. Este vino dulce le aportará un sabor muy agradable.
Llenamos el molde con la crema.
Ahora pelaremos las manzanas. Primero les sacaremos el corazón.
Y haremos cortes en forma de media luna y todos del mismo grosor.
Se trata de montar cada trocito de manzana sobre el anterior hasta que os quede así de bonito.
Finalmente, el interior del corro lo podéis acabar en forma de flor.
Batid un huevo.
Y pintad la manzana de forma generosa.
Finalmente, tiraremos un poco de azúcar por encima.
Este azúcar después se fundirá y le aportará un toque dulce a la manzana.
Hornead el pastel de manzana a 180-190 grados durante unos 45 minutos.
Vigiladlo bien y pinchadlo con un pincho de hierro para comprobar si el interior está cocido o no.
Dejadlo enfriar un rato.
Qué colores, ¿eh?
Antes de que esté del todo frío, lo emplataremos. Yo lo hago como si se tratara de una tortilla y utilizo la tapa de una cazuela.
Ya le hemos dado la vuelta. Ahora, encima, que es la parte inferior, le pondremos un cartón con blonda.
¡Alehop!... media vuelta más y ya tenemos nuestro pastel de manzana.
Dejadlo enfriar completamente.
Esta gelatina de manzana, aparte de brillo, le aportará un sabor muy característico a manzana que considero "vital" para presentar esta receta. Un pastel de manzana sin gelatina no es un pastel de manzana.
Es gelatina de pastelería.
Se tiene que calentar y dejar enfriar hasta el punto que esté fría pero no cuajada.
Si está un poco caliente tampoco paso nada, ya que se trata de un producto cocido. No podríais pintar un helado, por ejemplo. Para eso sería mejor un nappage o gelatina en frío.
Pintamos el pastel con abundante gelatina.
De hecho yo lo pinto, lo dejo un rato y, una vez cuajada la gelatina del pastel, lo vuelvo a pintar para darle una segunda capa y garantizar un grosor bien bonito.
Y ya la tenemos.
¿A qué os comeríais un trocito ahora?
Podéis servirla con una bola de helado, nata, chocolate, una crema inglesa, etc.
Acompañadla con una copita del mismo Pedro Ximénez.
Fuas... ya sé que me repito y me recreo... pero es que estas fotos se tienen que ver.
Lo que os decía: con un poco de chocolate.
¡Buen provecho!