Un buen pastel de queso que he acompañado con un coulis de fresas, que le va muy bien. Por cierto, esta receta no contiene azúcar, ya que está hecha con edulcorantes. Si queréis hacerla con azúcar, solo tenéis que cambiar el edulcorante por el azúcar, con la misma cantidad. Para los que no son demasiado amantes del queso os diré que, en el fondo, este pastel es de queso y tiene sabor a queso, pero de una forma muy sutil. A los que detestáis el queso os diré que es más que probable que os guste. Se trata de un pastel muy consumido en Nueva York. Es un pastel de sabor fino pero intenso. Os recomiendo hacer el coulis de fresa previamente. Espero que os guste.
100 g de edulcorante Dayelet o azúcar
3 huevos frescos
200 g de queso cremoso estilo Philadelphia
250 g de queso mascarpone
1 yogur griego
100 g de nata líquida
40 g de harina de maíz Maizena
un poco de mantequilla y harina para el molde
10-12 melindros (opcional)
Para decorar:
coulis de fresa
frutos rojos (arándanos, fresas, grosellas, moras, etc.)
hojas de menta
Preparamos los huevos dentro de un bol para batirlos.
Como os comentaba, he utilizado el edulcorante Dayelet, variedad 'Muffins', para hacer esta receta. Si queréis, podéis sustituirlo todo, o una parte por azúcar, pero hecho con este edulcorante queda igual de dulce y tiene muchas menos calorías, además de ser apto para diabéticos, claro está.
Y a batir... Hasta que cojan textura espumante.
Como siempre, fundiremos un poco de mantequilla y pintaremos el molde.
Por todas partes.
Echaremos un poco de harina para rebozarlo internamente.
Y expulsamos la harina sobrante. Ya tenemos el molde a punto.
Ya tenemos los huevos a punto.
Junto con los huevos batidos.
Para dentro también y sin remover, todavía.
Un yogur griego.
Para dentro.
No pondremos todo el tarro. Sólo 100g.
Finalmente, incorporamos también la harina de maíz.
Entre 40 y 50g, aproximadamente.
Un par de cucharadas grandes, vaya. Y ahora sí, lo ponemos a batir a baja velocidad. No tiene que montar, sólo queremos una crema sin grumos, bien fina.
Es opcional, pero si tenéis melindros (que vimos como hacer el otro día) los podéis utilizar para darle una base al pastel.
Poned trocitos por todas partes y derramad bien el bizcocho hasta cubrir toda la superficie. Parece que no pero los melindros se desmenuzan y permiten definir bien esta capa.
A fin de que no sean tan secos, les daremos un ligero baño con leche.
La crema ya la tenemos bien fina.
Lo vertimos todo dentro del molde.
Con una pala, repartid bien la crema.
Aprovechad el lado de la mesa para sacudir la masa y dar unos golpecitos al molde. De esta manera haréis desaparecer las posibles burbujas de aire del interior.
Perfecto.
Ahora, lo tenemos que cocer a 170 grados durante unos 35-40 minutos.
En los últimos 5 minutos podéis dorar la capa superior poniendo el horno en modo grill, pero vigilad, que se quema con facilidad.
Notaréis que el pastel tiembla del centro, como si se tratara de un flan. Esta es la textura correcta. De los extremos tiene más consistencia.
En cualquier caso, la prueba de pincharlo no falla nunca.
Si sale limpio... es que está cocido.
Dejadlo enfriar un buen rato antes de desmoldar.
Es recomendable que esté en la nevera un par de horas como mínimo. Se recomiendan hasta 12 horas.
Ya lo podemos colocar sobre cartón y blonda.
¿Tiene buena pinta, no?
Ya tenemos el pastel acabado.
¿Cortamos un trocito?
¡Qué aroma!
Pero ahora lo tenemos que emplatar bien. Con un buen chorro de coulis de fresa que habremos preparado antes.
Decoramos con alguna fresa fresca, frambuesas, arándanos y moras.
¡Qué pinta!
El toque de menta que no falte, le aporta un aroma fresco, muy importante.
¿Lo probamos? No tengo palabras. ¿Perdonadme, eh?
¡Buen provecho!