Pastel de Sant Jordi

El día antes, prepararemos la yema pastelera, la trufa cocida y el almíbar para el azúcar baño.

Si queréis, también podéis preparar las planchas de bizcocho el día antes, pero a mí me gusta hacerlo el mismo día por la mañana. Quedan más esponjosas.

Podéis comprar fondant en cualquier web de productos de pastelería, pero lo podéis hacer en casa también.

Utilizaremos un poco de azúcar glacé para equilibrar la humedad del fondant.

Al añadir colorante líquido... le estamos también aportando humedad... y el azúcar glacé nos ayudará a hacer que la pasta se pueda trabajar mejor.

Este colorante es el típico que podéis encontrar en cualquier gran superficie.

Como podéis ver, me he quedado corto, ya que busco un color más fuerte.

También podéis comprar fondant de color rojo directamente y no tendréis que trabajarlo tanto. El fondant, al final, tiene una textura como la de la plastilina y es ideal para esculpir. Pero en el fondo, no es más que azúcar, por lo tanto, es mejor no abusar.

Con las manos, coged trocitos y aplastádlos... dándoles forma de pétalo... y los iremos enganchando a una base redonda.

Finalmente, obtendréis una cosa así. Se pueden hacer mejor, ya lo sé, pero en esta ocasión... no hace falta. Reservadlas en la nevera un rato.

Guardamos nuestra rosa de fondant a la nevera, ya que no le conviene el calor y calentamos un poco la trufa cocida que ya tenemos hecha.

Las planchas las cortaremos por la mitad y sacaremos las esquinas.

Como siempre, prepararemos el azúcar baño con un 80% de almíbar y un 20% de brandy.

Empezamos con la primera plancha. Esta plancha será doble, es decir, que no la cortaremos. Imaginaos que son las tapas del libro. La bañaremos con azúcar baño, pero no demasiado, ya que nos interesa que la capa inferior tenga más rigidez y no se nos desmorone todo.

Escudillamos la trufa por encima procurando repartirla de la forma más homogénea posible. En esta primera capa, como es el doble de grande... sólo pondremos trufa en la mitad. Más adelante veréis por qué.

Ahora, ponemos una segunda capa de plancha al revés.

Y la bañamos, ahora sí, con un poco más de gracia.

Volvemos a repartir una capa de trufa cocida.

Y volvemos a hacer lo mismo... con una tercera capa.

Utilizad siempre una paletina. Al principio se os hará extraño, pero con el tiempo os daréis cuenta que es la mejor herramienta.

Una capa más y nivelamos.

Bañamos...

... y vampos a por la última capa...

Podéis hacer las capas que queráis, aunque normalmente son 3 o 4.

Ahora, cogeremos la primera plancha.... y con la mitad que teníamos pendiente... cerraremos nuestro libro.

Volvemos a bañar.

Ahora recortaremos las tres esquinas para hacer más visibles las capas (u hojas) del libro.

¡Estos recortes no los tiréis por el amor de Dios que están buenísimos!

Por arriba...

... y por el lado....

Excelente resultado. ¿Veis cómo es importante repartir bien la trufa?

Ahora, trabajaremos un poco la yema pastelera...

... y cubrimos nuestro pastel con una fina capa...

... fina pero que tape todas las imperfecciones, claro está...

Preparad la gelatina de manzana para pintarlo. Que vaya perdiendo calor.

Ya tenemos nuestro pastel muy avanzado.

Ahora quemaremos la yema. En muchas pastelerías veréis que no lo queman. De hecho, el relleno acostumbra a ser de mantequilla o incluso de mermelada de frambuesas o melocotón. Eso va a gustos.

Quemadlo con delicadeza, despacito y buena letra. Si la cagamos nos quedamos casi sin pastel. A ver, siempre se podría retirar la yema y volver a hacerlo, pero ya no queda igual.

La pala tiene que deslizarse suavemente por la superficie del pastel y tiene que estar bien caliente.

Por cierto, encended el extractor de humos ¡porqué después no hay quien respire en casa!

Inmediatamente después de quemarlo, y con el azúcar burbujeando todavía, tenemos que pintarlo con la gelatina de manzana.

Eso hará que el azúcar no quede "duro" o cristalizado, sino que se funda con la gelatina.

Ahora, ya lo podéis colocar sobre un cartón y blonda. Utilizad la paletina.

Y como me ha sobrado un poco de fondant rojo...

Colocaremos nuestras barras en un rinconcito... que no molesten mucho.

Tened a mano las rosas de fondant... que enseguida acabamos el pastel.

Ahora utilizaremos una manga y un cornete estrellado pequeño para decorar un poco el pastel.

Lo preparamos y hacemos una decoración con trufa sobre el pastel, la que os apetezca.

Además, tendréis que calentar un poco de cobertura negra para escribir el "Sant Jordi".

Esto de escribir los pasteles entiendo que se os puede hacer difícil. La verdad es que hay muchos pasteleros que no saben escribir, hay que tener un poco de maña y mucha práctica. Pero con tiempo y probando y probando, conseguiréis buenos resultados. ¿Queréis un consejo para no destrozar un pastel? podéis escribir sobre hojas de papel y luego ponerlo en la nevera. Después podréis despegar la que mejor os quede y colocarla sobre el pastel.

Pues ya lo tenemos. Sólo nos faltaba colocar la rosa y listos.

Ahora que lo miro, parece que ponga "Yordi" verdad?... juas,juas... pero no, de verdad que es una "J". Rara, eso si.

Es un pastel muy bonito visualmente y muy bueno de sabor que acostumbra gustar a todos los paladares, sobre todo a los niños.

Además, es todo un símbolo representativo de nuestro pueblo y nuestra cultura.

Espero que os guste. Entiendo que os puede parecer mucho trabajo, pero como siempre digo, vale la pena.

Así es como queda cortadito, bastante presentable.

De un pastel así comen hasta 10 personas tranquilamente.

¿Queréis un trocito?

Como siempre, lo tenéis que acompañar de un buen cava muy frío... y hacer chin-chin!.

¿Que qué he hecho con los recortes? pues mira, como los niños suelen comer antes, de postre les he avanzado un poco de pastel utilizando los recortes, decorando el plato con trufa cocida y personalizándolos con el nombre.

Y eso es todo. ¡Buen Provecho!