Aquí os dejo la receta paso a paso de cómo hacer un pastel de trufa clara blanca (ganache), que a buen seguro hará enloquecer a grandes y pequeños. Como siempre os explico, os recomiendo preparar el bizcocho, la trufa y el almíbar el día anterior. Entonces, al día siguiente será cuestión de montarlo todo junto. Pensad que una vez hecho este pastel se puede congelar, por lo tanto, lo podéis hacer una o dos semanas antes incluso.
La decoración siempre es al gusto, y yo os mostraré como aprovechar elementos dulces encontrados en el supermercado más próximo, sin hacer una desgracia. ¡Vamos!
1 bizcocho
Para hacer la trufa clara blanca:
300 g de cobertura blanca
750 ml de nata para montar (mínimo 35% grasa)
100 g de azúcar
Para hacer el azúcar baño:
80% almíbar
20% Un chorro de brandy
Para decorar:
1 caja de Mikado
un manojo de bombones Lindor
Variantes:
Podéis utilizar cualquier producto dulce que os guste para decorar el pastel
Se puede poner mermelada al relleno
Podéis decorar los laterales con almendra crocante o granillos de chocolate
Lo que tenéis que hacer primero es el bizcocho. Os recomiendo hacerlo el día antes.
Una vez cocido y frío, guardadlo en la nevera envuelto con un trapo limpio.
Haced el almíbar.
Una vez frío, ya se podrá mezclar con un chorro de brandy. Eso es lo que en las pastelerías se denomina "el azúcar baño".
Haced también la trufa blanca. Poned a hervir la nata sin azúcar.
Mientras tanto, pesad la cobertura blanca y cortadala a trozos.
Vigilad constantemente la nata, cuando arranca el hervor sube y se os puede derramar. En cuanto notéis que sube, apagad el fuego y se bajará. Son segundos, así que cuidado.
Seguidamente, tirad la cobertura y lo removéis para deshacerla.
A mí me gusta poner un poco de colorante color huevo, y darle un matiz visual a la trufa blanca, para diferenciarla de la nata montada básicamente. Este paso lo podéis obviar.
Se pone muy poco colorante.
Al día siguiente ya podéis recortar el bizcocho.
A mí, por estética, me gusta retirar las partes más oscuras del pastel. Después se aprovechan para hacer otros postres (púdins).
Ahora, poned la trufa blanca a montar. Cuando empiece a coger cuerpo añadid el azúcar poco a poco hasta que acabe de montar.
Aprovechad este tiempo para bañar la primera capa del pastel con el azúcar baño que ya tenéis preparado.
Cuando la trufa tenga textura de nata montada, ya la podéis parar. ¡No os pasáis o haréis mantequilla!
Poned trufa blanca sobre la primera capa, la cubrís y pintáis la capa superior.
Ahora, aplicad una capa de trufa blanca por todo el pastel, también laterales. No os preocupéis si no os queda demasiado bien, con la decoración se tapan muchos defectos. Aquí está donde la técnica del pastelero se nota mucho, por lo tanto, no os frustréis. Despacito y buena letra. Sobre todo, utilizad paletina.
Ahora, poned trufa blanca en una manga pastelera con un cornete estrellado y decorad el pastel.
Yo he decidido esta decoración hoy. ¡Haced la vuestra!
Por último, decorad el pastel con chocolate negro o de leche, que resalten mucho.
Finalmente, poned el pastel sobre un cartón con blonda y al congelador. El día que toque, lo tenéis que sacar una o dos horas antes de consumir. Al fin y al cabo, no deja de ser nata con un poco de cobertura.
¡Y por fin, ya está acabado!
¿Un trozo?... ¡mi hijo lo ha disfrutado mucho! A mí, particularmente, me cansa un poco el chocolate blanco, pero está muy bueno. Y por qué no tenéis almendra crocante para decorar los laterales, que le va muy bien. ¡Os lo recomiendo!
¡Buen Provecho!