En cualquier pastelería no puede faltar... el Massini, uno de los pasteles más vendidos en Cataluña. Se consume mucho para el día de la madre... a pesar de que cualquier pastel donde esté escrito uno "Felicidades Madre", ya sirve. Es un pastel muy completo, que gusta mucho a todo el mundo... porque tiene nata, tiene trufa y yema quemada. Como siempre os digo, hará falta que el día anterior hagáis la yema, el bizcocho, el almíbar y la trufa y tiene su trabajo, sí, pero ya veis el resultado.
1 bizcocho o tortada
yema pastelera
azúcar baño (80% almíbar + 20% brandy)
500 g de nata para montar
500 g de trufa clara para montar
azúcar para quemar
gelatina de manzana
100 g de cobertura de chocolate negro (para escribir)
Como os he comentado... el día antes tendremos que hacer la yema pastelera, el almíbar, la trufa clara y....
el bizcocho o tortada.
Empezamos pues.
Como siempre, tenemos que recortar las capas del pastel. Os lo tenéis que tomar con calma y hacerlo poco a poco, pero es muy importante que os quede lo más recto posible.
Aun así, sin una sierra de pastelería, lo más normal es que no os quede del todo recto. Por lo tanto, tendremos que recortar un poco para dejar la capa de bizcocho nivelada. En este caso, he cortado la parte de arriba (que conservaré para hacer un Púdin de manzana)... y con el resto, dos capas: la inferior y la superior.
Seguimos recortando...
¿Veis cómo tienen que quedar las capas? Bien niveladas. Insisto en que es importante para la estabilidad final del pastel.
Nos tiene que quedar así, el bizcocho.
... y cortado por la mitad, claro está.
Para poder trabajar el pastel y moverlo sin problemas, es imprescindible utilizar una base de metal o vidrio.
Acostumbraos a utilizar la paletina para trasladar el pastel de un lugar a otro. Lo ponemos encima de la base.
Ya tenemos preparado el almíbar.
Ahora haremos el azúcar baño. En un cuenco pondremos el 80% de almíbar...
y el 20% de brandy.
Removedlo bien, ya que cuesta un poco fusionar ambos líquidos.
Tenemos la yema hecha también. La trabajaremos un poco para que sea más untable.
Colocamos la capa superior...
y la bañamos también.
Ahora, le daremos a todo el pastel una capa de yema pastelera.
Poco a poco y buena letra... y vamos extendiendo la yema.
Para dar un buen acabado, tenemos que utilizar la paletina de fuera hacia dentro... como se ve.
Así os quedarán las esquinas bien acabadas. Todo es cuestión de hacer unos cuantos, claro.
Ahora volvemos a separar las capas del pastel, con mucho cuidado... y con la paletina.
Por una parte nos quedará la capa inferior...
Ahora, tendremos que montar la nata y la trufa, así que podéis reservar el pastel en la nevera.
Antes de nada, preparemos las mangas pasteleras. Yo utilizo estas de usar y tirar. No son muy ecológicas, lo reconozco, pero son muy prácticas. Toda la vida he utilizado mangas de tela reutilizables.
Tenemos la trufa clara que habremos preparado el día anterior. La ponemos en un cuenco para montar.
Con un turmix, unas varillas y un poco de paciencia, montaremos la trufa clara.
Hasta que tenga la textura de nata... y una cierta consistencia.
Ponemos el azúcar...
y la montamos...
Quitamos la base inferior del pastel y le aplicamos una primera capa de trufa clara.
Procurad aplicar la misma cantidad de trufa en todas partes.
Con la paletina haced llegar la clara hasta justo la esquina del pastel.
Procuramos que no sobresalga ni falte.
Ahora hacemos lo mismo con la nata. No tiene importancia si el cornete es estriado o no.
Como antes, procurad llegar hasta el límite del pastel.
Con la paletina lo ajustamos.
Inmediatamente, y con mucho cuidado, colocaremos la capa superior del pastel.
Ayudaos de la paletina si hace falta, pero intentad ajustar bien las dos capas de bizcocho.
Ahora, con la paletina, alisaremos las esquinas del pastel... y quedarán bien marcadas todas las capas.
Muy bien, ya lo tenemos. Ahora podemos reservar el pastel en la nevera.
Calentaremos un poco de gelatina de manzana para hacerla líquida.
Encontraréis fácilmente dónde comprar esta gelatina.
Mientras se calienta, haced un cornete de papel... y cortad la punta con unas tijeras.
De manera que prácticamente se pueda escribir. Nos servirá para decorar las rosas de nata.
La gelatina ya está deshecha... ahora la dejaremos templar un poco, que no esté demasiado caliente.
Mientras, ponemos la pala de quemar a calentar.
Tiramos una buena capa de azúcar por encima del pastel...
y, con mucho cuidado, empezamos a quemar. ¡Encended el extractor de la cocina!
Poco a poco y procurando no dejar caer todo el peso de la plancha sobre el pastel.
¿Qué humareda, eh?
Perfecto, ya está quemado.
Inmediatamente, pintaremos el quemado con la gelatina de manzana.
Ahora es conveniente poner el pastel en el congelador durante unos 20 minutos, ya que hemos aplicado calor y la nata y la trufa se pueden resentir un poco.
Sacamos el pastel del congelador y lo colocamos (con la ayuda de la paletina) encima de un cartón y blonda.
Decoramos el pastel con unas rosas de nata.
y un poco de trufa clara...
Remataremos el trabajo con un punto de yema pastelera.
Y ya casi lo tenemos. La decoración la podéis hacer a vuestro gusto.
Ahora, reservadlo en el congelador hasta la hora de consumirlo.
¿Qué le falta a este pastel?
Efectivamente, escribirlo, ¿no?
Hacemos un nuevo cornete de papel y lo llenamos con un poco de cobertura negra deshecha.
Y ahora... escribimos nuestra dedicatoria. Podéis intentar escribir en el mostrador o en un papel previamente.
Yo es que tengo una cierta práctica... claro está. Doy rabia, ¿verdad?... lo siento.
¡Felicidades, Nil!
Y ahora sí que está acabado.
¡Y claro está, la vela que no falte!
Cortemos un trozo, venga.
No está bien que lo diga yo... pero está bueno de cojones este pastel. Es una buena combinación.
¡Eps, el cava bien frío, que no falte!
Espero que no tengáis demasiada hambre mientras veis estas fotos.
¡Buen Provecho!