Como ya sabéis, la pera es una fruta jugosa y carnosa.
Es una fruta muy apreciada por sus propiedades nutritivas y su delicado sabor. Se recomienda en regímenes por el suyo bajo contenido calórico, cerca de 53 calorías por cada 100 gramos. Contiene vitaminas B1, B2 y niacina o B3, todas del Complejo B, que regulan el sistema nervioso y el aparato digestivo; fortifican el músculo cardiaco; protegen la piel y el cabello y son esenciales para el crecimiento. Destaca por su aportación de agua, fibra y potasio. Por su efecto diurético también es beneficiosa en caso de retención de líquidos. Además, gracias al suyo bajo contenido en hidratos de carbono (azúcares), son muy recomendables para los que sufren diabetes.
La pera tiene que estar madura, pero también tiene que tener una cierta resistencia para que aguante bien la cocción. Al punto, vaya. En definitiva, en un momento podéis tener un postre de cine, y lo podéis acompañar de nata montada, helado, crema inglesa, chocolate caliente, caramelo o lo que más os guste.
¡Están deliciosas!
6 peras
100 g de mantequilla
el zumo de un limón
canela en polvo
4 cucharadas de azúcar
azúcar caramelo para decorar
Variantes:
Podéis servirlas con nata montada o helado
Lavad y preparad las peras.
Primero, tenéis que exprimir un limón.
Con el zumo del limón y un pincel pintaréis las peras peladas. De esta manera evitaréis la oxidación y que se pongan demasiado oscuras mientras las preparáis.
Pelad una pera. Dejadle la rama superior que quedará más bonita.
Seguidamente, pintadla con limón y reservadla. Repetid la operación con todas las peras.
Ponedlas en una bandeja de horno y, ya de paso, calentad el horno a unos 200 grados.
Poned la mantequilla a deshacer en un cazo.
Añadid azúcar al gusto, os aconsejo casi una cucharada por pera. Yo he puesto cuatro cucharadas para seis peras.
Dejad sencillamente que se deshaga la mantequilla y se mezcle, sin que llegue a hervir.
Con esta mezcla, napad las peras.
Perfecto, una vez cubiertas ya casi las podéis hornear.
¡Eps! Falta el toque de canela en polvo por encima, al gusto.
Ahora si, las tenéis que cocer a unos 200 grados durante unos 20 minutos aproximadamente, dependiendo de la medida y la madurez de la fruta.
A media cocción le podéis dar la vuelta y rociarlas con el jugo que han soltado.
Pasado el tiempo de cocción, dejadlas enfriar un poco y ya las podéis servir, tibias si os gusta. De lo contrario, una vez estén totalmente frías las podéis guardar en la nevera.
Yo las he servido con un chorro de caramelo.
¡Buen provecho!