Es un postre que tradicionalmente se puede acompañar de una bola de helado de nata o vainilla e, incluso, servirlas tibias buscando el contraste de temperaturas. Si concentráis correctamente el vino con el azúcar, estas peras prácticamente no tendrán sabor a vino, al alcohol del vino, quiero decir. Resulta un postre dulce (y calórico también) que gusta a grandes y pequeños.
¡Qué mejor que llevarse a la boca unas buenas peras empapadas de vino! Ahí lo dejo.
8 peras de carne dura
1 l de vino tinto
1 rama de canela
150 g de azúcar
1 trozo de piel de naranja
Variantes:
Se puede hacer con ciruelas secas en vez de peras.
Podéis añadir agua al vino.
La piel puede ser de limón en vez de naranja.
Se puede añadir clavo de especia.
Preparamos todos los ingredientes.
He utilizado estas peras.
El vino no hace falta que sea un gran vino, pero sí que debe tener una calidad mínima.
Vertemos el vino dentro de la olla o cazuela donde haremos las peras.
A continuación añadiremos el azúcar.
Una rama de canela.
Y la piel de una naranja. Procurad evitar al máximo la parte blanca, ya que es amarga.
Mientras tanto, pelad las peras.
Retiraremos la parte inferior de la pera.
Os tiene que quedar limpia.
También conservaremos la rama superior por una cuestión de estética.
Incorporamos las peras peladas al vino. No hace falta que queden cubiertas del todo por el vino, pero sí al menos las 3/4 partes. Por lo tanto, podéis añadir agua si hace falta.
Ahora es cuestión de hacer hervir el vino con las peras, el azúcar, la rama de canela y la piel de naranja.
Podéis tapar la cazuela.
Dadle la vuelta de vez en cuando. Lo dejaremos cocer lentamente hasta que las peras estén blandas.
Podéis comprobar si están cocidas pinchando con cualquier cosa la carne de la pera.
Si se hunde fácilmente significará que la pera ya está cocida.
Podéis reservarlas dentro del mismo recipiente donde las conservaremos en la nevera.
... y la rama de canela.
Y dejamos que el vino caramelice.
Poco a poco, a fuego lento. Unos 15 minutos más, seguro. Tiene que reducir a la mitad.
Volved a añadir las peras y dejadlas enfriar.
Rociadlas con este almíbar que nos ha quedado.
Las peras con vino se pueden servir frías o tibias.
Y aquí las tenéis.
El resto las podéis reservar en la nevera dentro de un tupper, os aguantarán bastantes días. Pero también tenéis que tener presente que la pera suelta agua y este almíbar tan pegajoso se convertirá en una salsa más licuada.
Qué pinta, ¿eh?
¡Buen provecho!