¿Cuántas veces os ha hecho vuestra madre (y/o abuela) este "pescadito que se muerde la cola" con pan con tomate? Esta es una de aquellas recetas antológicas, tradicionales y de tradición familiar. No son recetas elaboradas, ni siquiera, a veces, exquisitas. Pero son extremadamente representativas de nuestra cultura. Os tengo que confesar que cuando era pequeño, me pensaba que este pescado era así. Es decir que era un pescado que realmente se mordía la cola. Vaya, que vivía así, mordiéndose la cola y que también lo comprabas así, ¡juas, juas!... qué cosas. Hoy, es un honor para mí presentaros esta pescadilla que se muerde la cola.
1 kg de pescadilla fresca y limpia(con la cabeza)
harina
sal
aceite para freír
Variantes:
- Se puede hacer con otros pescados similares
Comprad pescadilla bien fresca. Que os lo limpien bien, pero sin sacar la cabeza. Le podéis decir al pescadero que es para hacerlo mordiéndose la cola. La podéis congelar previamente, por aquello del anisakis.
Id con cuidado porque estos dientes pinchan mucho. Tenéis que abrir la boca...
... poned la cola dentro y apretad las mandíbulas. Enseguida quedarán los dientes clavados.
Poco a poco los vais haciendo todos.
Ahora, saladlos un poco.
Enharinadlos bien.
Por ambos lados.
Y freídlo en aceite bien caliente.
Y ya los tenemos.
Como os decía, hay que acompañarlos de pan con tomate.
Qué pinta más buena y qué imagen más entrañable.
Es una buena combinación, la del pan con tomate y la carne blanca y suave de la merluza.
Pero cuidado con las espinas, ¿eh? sobre todo con los pequeños de la casa.
¡Buen Provecho!