Plato muy tradicional en toda América Latina. Para hacerlo, tendréis que utilizar plátano macho, sobre todo por su resistencia y por su sabor similar a la patata, no tan dulce como el plátano hembra clásico. De hecho, acompaña muy bien a la carne y por este motivo, es como comer patatas fritas. El plátano macho siempre se tiene que cocinar, ya que su contenido es casi todo almidón, lo que resultaría indigesto en crudo.
1 plátano verde macho
aceite para freír
sal en escamas
Variantes:
- Los tostones también se pueden remojar antes de la segunda fritura
- Pueden servirse sin sal
Podéis encontrar estos plátanos macho en cualquier tienda latina o incluso, en los ya tradicionales "paquis" que todos tenemos cerca de casa.
Tenéis que seleccionar los que estén verdes y duros de textura.
Cortad el plátano en rodajas de unos 3 centímetros aproximadamente.
Muy bien.
Peladlos con el mismo cuchillo. La piel es dura, pero se pela con facilidad.
Reservadlos.
La piel, a la basura, no se puede aprovechar, a no ser que tengáis cerdos en casa. Cerdos no humanos, ya nos entendemos.
Poned los trozos de plátano a freír con el aceite frío.
Los tendréis que freír dos veces y la primera fritura es para sellar la piel. Por lo tanto, no queremos que el aceite esté muy fuerte.
A los dos o tres minutos, le dais la vuelta y veréis que empiezan a coger un poco de color.
Seguidamente, retirad el plátano del fuego y reservadlo sobre un papel absorbente. Ahora, esperad un rato a que se enfríen un poco y evitar quemaros.
Coged un poco de papel de cocina.
Colocad un trozo de plátano frito encima.
Cubridlo con el mismo papel.
Y ahora, con un vaso resistente, aplastad el trozo de plátano.
Tenéis que aplicar un poco de fuerza y tenéis que procurar que quede bien aplanado por todos lados.
Desplegad el papel y comprobadlo.
Está perfecto.
¡Ya tenemos uno!
Se acostumbra a aconsejar hacer uso de un vaso, pero en Cuba mucha gente lo hace directamente con la mano. Como os guste más.
Vais aplastando todos los trozos de plátano.
Y los reserváis. Poned a calentar el aceite, bien candente, como si se tratara de freír unas patatas fritas.
Cuando el aceite esté al punto, ya podéis freír por segunda vez estas rebanadas de plátano que habéis aplastado.
Dejadlo un par de minutos por cada lado, hasta que tenga un atractivo color dorado.
Reservadlos sobre un papel absorbente de nuevo.
Aquí podéis ver la diferencia entre uno que no he frito y uno acabado.
Finalmente, tirad por encima de un poco de sal en escamas.
Y ya los podéis servir, calentitos mejor, pero fríos están muy buenos también.
¡Y aquí tenéis los tostones cubanos!
Así están buenos, aunque pueden parecer un poco tontos. Por eso, mi recomendación personal es servirlos como acompañamiento de otras comidas cubanas, como una ropa vieja, ya que el secreto está en la mezcla.
¡Buen provecho!